Creadores E2DE



La luz se adivinaba tras la persiana medio levantada. No le gustaba dejar la ventana totalmente cerrada por si en mitad de la noche tenía que salir corriendo. Rarezas de Cecilia. Lunes otra vez. Se incorporó en la cama, se puso sus enormes zapatillas que aguardaban sobre la pequeña alfombra de lana e inició el día que marcaría el resto de su vida. Cecilia llevaba poco tiempo viviendo en ese pueblo. Su padre, cartero de profesión, acababa de ser nombrado jefe de Correos y todos debían mudarse a Pedrezuela del Monte. Un sitio insignificante y plagado de montañas que asfixiaban a cualquiera que, como ella, viniese de una ciudad enorme y rugiente como Madrid. Para tener diecisiete años Cecilia medía casi dos metros. En la semana que llevaba en el instituto ya la habían apodado "La giganta". No había equipo de baloncesto así que de poco le iba a servir ser la más alta del los alrededores.
Al instituto se iba en autobús. En el pueblo sólo había un pequeño colegio unitario. Para los que no sepáis qué es eso se trata de una sola clase para todos, grandes y pequeños, y un único profesor que se encargaba desde el Inglés a la Educación física. Primero Cecilia dejaba a su hermano Lucas en el cole y luego ella, con su escuálida mochila al hombro, caminaba despacio, tranquila y solitariamente hasta el autobús.
Siempre había sido una gran estudiante. Le apasionaba la Literatura y los libros de aventuras. Y en ese gran mundo interior que ella se había fabricado era una princesa sin vestidos color de rosa pero protagonista de las más ardientes historias de amor y de aventuras que jamás nadie pudiera imaginar. Desconocía Cecilia que no iba a necesitar de ningún sueño para ser la heroína de esta fabulosa historia interminab
               


Pasaba horas, días encerrada en su habitación leyendo, hasta que decidió conocer mejor los lugares que rodeaban el pueblo. Así que un día animó a su hermano pequeño a hacer una excursión por aquellos alrededores. Anduvieron y anduvieron durante varias horas hasta perder de vista el pueblo, y cuando ya empezaba a anochecer decidió que ya era hora de volver. Pero cuando eso, no reconoció el camino de vuelta, y al andar les hacía parecer que estaban más perdidos. Gritaron pidiendo ayuda pero nadie les oía. Intentaron comunicarse por el móvil, pero no había cobertura. Su hermano empezaba a estar muy asustado y ella, como tenía tanta imaginación, más todavía; intentaba disimularlo y calmar a su hermano, pero la noche se había echado encima y ni siquiera había luna porque el cielo estaba encapotado.

Mientras tanto en su casa comenzaban a preocuparse y cuando ya pasaron de las diez de la noche su padre fue al cuartel de la Guardia Civil a contar lo que estaba sucediendo. Allí, le intentaron calmar y le acompañaron por los alrededores del pueblo llamándolos a gritos. No tuvieron respuesta y como desconocían qué camino podían haber cogido no sabían qué decisión tomar, así que volvieron para el pueblo y dieron aviso a más vecinos para que les ayudasen. La idea del sargento de la Guardia Civil era que diferentes grupos se pusiesen a buscar en cuatro direcciones. Aunque tampoco sirvió para nada. 


Cecilia y su hermano estaban caminando aterrados por el bosque, cuando vieron a un campesino, de aspecto enjuto, muy alto y zarrapastroso. Se llamaba Chigrinsky, era un antiguo jugador del FC Barcelona. Debido a su absoluto fracaso como futbolista, cayó en la pobreza y ahora se veía trabajando en las misteriosas montañas de Pedrezuela del Monte. Ellos preguntaron que si les podía ayudar a salir del bosque. Este respondió que no. Cecilia volvió a preguntar que quién era. Este respondió:
- Me llamo Chigrinsky Pandafilando, me puedes llamar Chigry y eres la elegida.
-Ella insistió- ¿La elegida por quiénes? 
-Chigry respondió. -No hay tiempo. Tenemos una aventura pendiente. 

El zagal la cogió como si de un saco de patatas se tratase. El hermano de Ceci despareció entre el frondoso bosque. El campesino, sin venir a cuento, le propinó un zurriagazo con la mano abierta a Cecilia con el objetivo de que esta se desmayara . 

Al cabo de unas horas Ceci se despertó. No sabía dónde estaba y se encontraba aterrada. Era un lugar sucio, oscuro y con colores turquesas y sepias. Escuchó la voz de Chigry. Se acercó hacia el lugar en el que había escuchado la voz. Se reunió con Chigry y este le dijo: "Sígueme". Se montaron en una especie de barra de pan que a simple vista volaba. El conductor era muy alto, gigante. Chigry y Ceci se sentaron en la parte trasera de la aparente barra de pan. Estaban callados los dos. Ceci contemplaba asombrada a la gente tan alta que había en esa especie de mundo. Entonces le preguntó a Chigry que a dónde se dirigían. Este respondió: "Te llevo a que te vea un conocido mío, pieza clave en esta hazaña" . Llegaron a un lugar muy  parecido a un queso roquefort. A Ceci no le gustaba especialmente el roquefort. Salió a recibirles un pulpo amarillo con una forma amorfa de andar. Ceci no sabía que era el pulpo al que estaban buscando . Estuvieron presentándose. Un rato después fueron a uno de los orificios del queso. Allí hablarían más tranquilamente. El pulpo le dijo seriamente a Ceci que le tenían que hacer unas pruebas de sangre. Cecilia sorprendida le dijo que ella era una adolescente normal. "¿Qué queréis de mí?" El pulpo le dijo que tenía unas habilidades especiales que ni ella sabía y que por esto entre otras cosas era la elegida. La chica se alegró de esto ya que en uno de sus libros favoritos al protagonista le ocurre lo mismo. Al día siguiente ella fue a hacerse el análisis del pulpo para ver el tipo de poderes que tenía y cómo los iban a usar en la aventura. En cuarto de hora los resultados estaban. El poder de Cecilia era....¡el de controlar el humo a su antojo! e incluso lanzar bolas de humo o transformarse en él. Ahora el siguiente paso era cómo hacer que el poder de la joven despertase.


Cuando se fueron del queso roquefort, Chigry  le dijo a Cecilia que intentase hacer algo para ver si se convertía en humo. Ella se tumbó en el suelo, se hizo una bola, infló sus mofletes y durante dos minutos estuvo en esa postura. Al ver que no pasaba nada, se levantó y siguió andando detrás de Chigry. Al llegar a la barra de pan,  se subieron y se fueron. Mientras tanto Lucas estaba en el bosque intentando encontrar el regreso a casa cuando vio que había un agujero en un árbol. Por curiosidad entró en él y, cuando salió vio que los arboles no eran arboles sino bastones de caramelo y que la hierba eran gominolas. Lucas siguió andando hasta que vio a una personita muy pequeña. Iba vestida con unos largos calcetines de rayas rojas y blancas, un mono azul y un gorro con una carita sonriente en la parte delantera .El enano se dio la vuelta y con una cara gruñona miró a Lucas que había cogido unas de las flores de gominola que el había cultivado para venderlas. Al ver esto el enano la primera reacción que tuvo fue ir a su casita, coger un martillo y salir corriendo detrás de Lucas que al ver al enano yendo hacia él con un martillo lo único que se le ocurrió fue esconderse detrás de una de aquellas pequeñas flores de gominola. Lucas le dijo:
-Tranquilízate enano.
-¿Cómo me voy a tranquilizar, acaso voy yo a tu mundo y te arranco un brazo?
-No.
-Entonces deja la flor en su sitio y no habrá problemas.
Lucas dejó la flor en su sitio y extrañado preguntó que cómo se podía salir de aquel mundo. El enano le dijo que no sabía cómo salir.Al caer la noche el enano llamado Hungry le invito a su casa a pasar la noche. Al llegar a la habitación había dos camas. Lucas se tumbó en una de ellas y de inmediato Hungry le apartó con una mirada furtiva. Al final Hungry y Lucas se durmieron.


Lucas debido a su corta edad no se había dado cuenta de dónde estaba. Él era feliz en aquel extraño mundo lleno de gominolas y en el que el sol era una enorme piruleta. Lucas también tenía un poco de miedo, aquel enano no era de fiar o eso pensaba.Con la primera luz del sol Lucas se levantó y vio cómo el enano preparaba un chocolate calentito. Más tarde el enano enseñó a cultivar a Lucas, que aunque fuera pequeño era muy inteligente. El enano dijo:
-Lucas, si vas a vivir aquí tendrás que trabajar para mí .
Lucas asintió con la cabeza.
En tan solo tres días ya era un habitante más de aquel extraño mundo: compraba, vendía y cultivaba ¡con tan solo siete años de edad!, ¡era algo sorpredente! Si algo tenía claro era que había que ganarse la vida.
Un día mientras caminaba se acordó de algo, de su familia, en especial de su hermana.
Justo al otro lado de la galaxia se encontraba Ceci viajando en aquella barra de pan. Tras un largo viaje llegaron a un queso gigante. Chigry dijo:
-Esta será tu casa y además tu vida, nunca lo olvides porque será la que te dé de comer, en ella fabricarás queso.
-Entendido -respondió Ceci muy temblorosa.
Al caer la noche Ceci pensó en su hermano. Ella lloraba descontrolada, quería salir de ese mundo pero era la elegida. De qué, no lo sabemos pero al siguiente día lo descubriría.
Cuando despertó, el pulpo amarillo y con forma de andar amorfa estaba en la puerta de su casa. Entraron y el pulpo contó qué tenía que hacer como elegida. Era lo siguiente:
-Para empezar, en nuestra galaxia solo hay dos planetas: El Quesus y el Chuchelandia. Vivimos siempre en guerra debido a que son unos enanos feos y descarados, ladrones y vándalos y enanos pero matones. Debemos acabar con ellos, solo quieren robarnos y no nos dejan en paz.
-En ese caso os ayudaré -dijo Ceci.
El pulpo se iba riendo mientras se marchaba de la casa de Ceci. En realidad todo lo que había dicho era mentira. Solo quería la riqueza de ese mundo y conquistarlo, una especie de razia, campañas para saquear otros lugares.
Volvemos al otro lado de la galaxia, chicos.
Lucas dejó de pensar en su hermana mientras caminaba y cuando se dio cuenta había llegado a su destino, una gominola gigante. Esa era la dirección que había recibido en una chuche-carta. Llamó a la puerta y un hombre-piruleta le abrió. Llegó hasta una sala de chocolate y un hombre-chuche viejo lo recibió.
-Eres el elegido -dijo el hombre viejo.
-Y ¿qué tengo que hacer?- preguntó sin pensar en nada más.
-Pues mira, cerca de nuestro planeta está el planeta El Quesus y siempre nos insultan. Debemos acabar con ellos y limpiar nuestra imagen aunque no sea la mejor forma.
-¡Si, os ayudaré! -respondió entusiasmado Lucas.
-Tu poder es el de lanzar fuego -le advirtió el viejo hombre.
-Entendido -contestó Lucas.
Los dos hermanos practicaban sus poderes a diario.
¿Se cruzarían las historias de estos hermanos?
 Ceci se levantó. No sabía la hora pero ella presentía que era tarde. Se dispuso a desayunar tranquilamente cuando alguien llamó a la puerta. Abrió y era Chigry. Este dijo entusiasmado:

-Prepárate para este espectacular día.
-¿Que pasa hoy?- respondió Ceci.
- Es un día festivo en todo El Quesus todo el mundo sale a las calles a bailar, la gente rebosa alegría y además el alcalde ha organizado una fiesta. Pero eso no es todo. Además, se va a celebrar la ceremonia en la que todo el mundo te conocerá como la elegida. Y vendrá Dj Tapolsky a pinchar.- Aclaró el campesino.
-¿Dj Tapolsky? ¡Es mi Dj favorito! - dijo Ceci.
-Pues rápido, vístete que en menos de una hora empezará la fiesta.- Ordenó Chigry.
Los dos salieron a la calle y llegaron andando a la ceremonia. Allí, se reunieron con el alcalde y charlaron un rato. Empezó la ceremonia. El alcalde, llamado Clive Handfort dio un discurso. Y llegó el momento. Ceci se subió a una especie de altar y una megafonía dio toda la información de la joven. Ceci quiso decir que ayudaría al pueblo a vencer a la otra galaxia y que antes de que ella muriese El Quesus sería un mundo de paz. Después de unas intensas horas escuchando a Dj Tapolsky saltó la sorpresa. Hubo una explosión en la otra punta del anfiteatro. Ceci observó y parecía haber sido provocada  por...¡Un monstruo de chuches! Tenía tentáculos como regalices, piruletas como ojos y una dentadura de azúcar en la boca. El monstruo fue directo a por Dj Tapolsky y le sacudió contra la mesa de mezclas. A Ceci le invadía la furia, parecía que se transformaba en humo, más que eso, sería por la furia o no se sabe por qué era más similar a cenizas. Se esfumó, nunca mejor dicho dejando un rastro que llevaba al monstruo. Ceci le lanzó al monstruo una rafaga de humo que impactó directamente en su cabeza. Este quedó dolorido pero contraatacó con un excelente placaje en el costado de Ceci. Pero ésta desapareció al transformarse en humo y el monstruo se chocó con una de las paredes del anfiteatro y cayó inconsciente. Chigry fue corriendo con Ceci a celebrar que el monstruo no hubiera causado daños mayores. Tapolsky se acercó a Ceci y dijo.
-Me has salvado la vida, muchas gracias.
- No ha sido nada. Es que... te vi en peligro y actué sin pensar- respondió Ceci sonrojada.
-Esto no ha hecho nada más que empezar, chicos- Intervinó Chigry.


Al día siguiente, tras la larga pero divertida fiesta con DJ Tapolski, Cecilia estaba un poco cansada y con ganas de cama pero se hizo fuerte, desayunó y salió a tomar el aire fuera porque necesitaba espabilarse. Miró al cielo con un canturreo matutino y vio que en el suelo había como una especie de cráteres de no más de medio metro de largo. No tenía mera importancia. Había quedado con Chigrinkiy porque le tenía preparado otra sorpresa a la joven. Ella estaba ansiosa. Después de unos minutos fue a la basta casa de Chigry a recibir su presente. El campesino abrió la puerta de un armario vacío, en un sitio recóndito de este. Abrió otra puerta y otra, y así sucesivamente hasta que dio con él.
-Cecilia, me tienes que prometer que no malgastarás lo que hay dentro de este colgante. Júralo por el dios García-Baquero.(Era el dios de El Quesus)
-¡Lo juro por García-Baquero!-dijo Ceci comprometida.
-Está bien, te hago entrega de este colgante que contiene dentro de la caja de el mismo una poción mágica capaz de revivir a cualquier criatura y ser humano.
-Y... ¿Cuánta cantidad de poción tiene?
-¡Hum! Niña traviesa... ¿Ya estás pensando en malgastarla?
-¡No Chigry, lo he jurado!
-Bueno... La poción tiene para tres gotas, por cada gota se revive a cualquier criatura.
-Vale-dijo Cecilia con tono preocupado.
Ella echaba de menos a su hermano, lloraba por las noches, rezaba por él, gritaba a Dios para estar con su hermano y su familia. No tenía ni la menor idea de cómo había pasado todo esto.

Al amanecer, la chica fue a salir de su casa debido al terrible estruendo que había ahí fuera. Abrió la puerta lentamente y al ver que había unas criaturas malévolas adueñándose de El Quesus, cerró la puerta de inmediato con un portazo. Esas criaturas no venían exactamente del mundo de al lado, provenían de otra galaxia. Ceci fue a contárselo a Chigry por el Brie-teléfono para que hiciese algo.
-¿Ha pasado algo con el colgante, Ceci?
-No, es mucho peor,¡unas criaturas malévolas se están adueñando de El Quesus!
¡Oh Dios mío! ¡Tengo que avisar a todo el pueblo de lo ocurrido!



Ceci estaba muy asustada. Decidió cerrar todas las puertas y ventanas de aquella extraña vivienda y encerrarse en una habitación, en la que su cabeza chocaba con el techo, a esperar la llegada de Chigry. La soledad y la oscuridad invadían la estancia, a Ceci le temblaban las manos, se sentía mareada, solo quería regresar con su familia y su hermano a Pedrezuela del Monte. Sí, eso era lo único que le hacía sonreír cada día al despertarse, soñar que volvía allí. Aunque ella siempre decía que ese sitio era el lugar más solitario en el que había estado nunca, ahora podía afirmar que se equivocaba. Pasaron cinco interminables minutos y, cuando la primera lágrima iba a salir del ojo de la chica, un terrible estruendo alborotó toda la casa y algo aterrizó en el salón. Ceci atemorizada y literalmente echando humo, se dirigió al salón en busca de un extraño ser. Su miedo se convirtió en alegría cuando vio que lo único que había en la sala era el cuerpo inconsciente de Chigry, que al parecer había sido víctima de un gran golpe de esas extrañas criaturas y había llegado por el techo hasta allí impulsado por el golpe. La muchacha corrió a la cocina en busca de algo que pudiese ayudar a Chigry a recuperar el conocimiento. Abrió la nevera. Se quedó perpleja cuando observó que en la nevera solo había queso, queso, queso y más queso. Se le agotaba el tiempo, los seres del exterior comenzaban a introducirse por el agujero en el techo que había creado el impacto de Chigry. Ceci movió el cuerpo de Chigy hasta la puerta trasera que daba a un pequeño bosque al que le habían dicho que no accediese, pero era la única manera de escapar del invadido lugar por las malvadas criaturas. La muchacha cargó con el cuerpo durante un rato por el bosque. De pronto, escuchó un ruido, algo se movía detrás de los arbustos. Ceci ya no sabía qué pensar. ¿Qué era lo que podía salir de allí? Se detuvo de golpe y un animal rojo apareció de detrás de las cheese-flowers... ¡Era la vaca que ríe! Que salió sonriente a intentar ayudar a Ceci. Esta no sabía si reír o llorar, porque todo aquello ya era demasiado anormal, pero se limitó a decir:
-Por favor, no sé si puedes entenderme, pero mi amigo y yo necesitamos un refugio. Y él necesita ayuda.- Ceci esperaba impaciente una respuesta, que por otro lado, pensaba que no iba a llegar. Pero de pronto la vaca habló:
-Toma, dale este quesito a tu amigo y se mejorará.- 
Y le entregó uno. Ceci lo cogió y se lo dio a Chigry, que no tardó en recuperar el conocimiento. La vaca les acompañó a una pequeña cueva donde pasarían la noche. A lo lejos, mientras tomaban queso crema con palitos de pan, podían contemplar cómo los diabólicos seres destruían la casa de Ceci. La chica miraba a las estrellas, deseando que todo eso terminase de una vez, solo quería despertar abrazada a su hermano pudiendo saber que todo había sido un sueño.                                                                                                                                                        

Mientras tanto, en Chuchelandia, Lucas cosechó los ositos de Haribo que había plantado hace unos días, y se dirigió hacia el mercado junto a Hungry para venderlos. A Lucas le encantaba ir al mercado, ya que lo único que había eran chuches, que le hacían tener hambre, y por tanto olvidarse de su familia y su hermana. Pero ese día estaba el lugar estaba raro, había poca gente. Hungry y Lucas fueron a ponerse en su puesto para vender, estuvieron allí varias horas sentados sin que nadie parase. Dieron las dos de la tarde y la gente ya se iba a su casa a comer, cuando de repente… ¡Un volcán entra en erupción! Hungry cogió a Lucas por el brazo y se fueron corriendo a una especie de refugio junto con los demás habitantes. Allí solo había un agujero de gusano que les llevo hacia otro planeta, Lucas extrañado pregunto:
-¿Dónde estamos?
-Estamos en Oirartnoc donde tienes poderes contrarios a los tuyos.- Respondió.
-¿Y quien vive aquí?
-Aquí, nadie solo es un planeta de emergencia para Chuchelandia y un sitio de entrenamiento.
Lucas siguió andando extrañado por lo ocurrido hasta una casa gigante. Allí Hungry le contó que en realidad esto lo habían planeado para ver cómo reaccionaria ante una tragedia y si en verdad podía ser el elegido. Después le dijo:
-Mañana empezarás con tus entrenamientos, pero antes tómate estos polvos pica-pica para que puedas tener tus poderes normales y luego vete a dormir que mañana será un largo día.
Lucas obedeció y se fue a dormir con curiosidad por lo que iba a pasar mañana.

A la mañana siguiente, Lucas despertó con ganas de comenzar a entrenar con Hungry. Desayunó lo más rápido que pudo y fue directo a buscar al enano. Los dos juntos caminaron hacia el campo de batalla, donde empezaron a trabajar duro. Al principio, de las manos de Lucas no salían más que pequeñas chispas y humo, pero tras las largas horas con Hungry fue cogiendo confianza hasta que por fin salió la primera llamarada.
   -¡Lo he conseguido Hungry, lo he conseguido!
   -No te emociones tanto, que todavía te queda un largo camino. Ahora, lucharás contra tu primer enemigo.
   -¿Mi primer enemigo? ¡Pero si todavía no controlo mis poderes!
   -Ya lo sé Lucas, pero forma parte del entrenamiento.
De pronto, un enorme gorila hecho de chucherías emergió del suelo creando una grieta de varios metros de largo. Lucas quedó impactado pero lo asimiló rápidamente ya que el enorme gorila le propinó un devastador puñetazo que para suerte de Lucas pasó a escasos centímetros de él. Huyó del gorila lo más rápido que pudo, lo que le dio tiempo para concentrar sus fuerzas y lanzarle una bola de fuego de tal dimensión que mandó al gorila a varios metros de distancia dejándolo inconsciente.
   -Ahora sí que lo has logrado Lucas, estoy orgulloso de ti.-Dijo Hungry.
   -Muchas gracias amigo, aunque espero que el entrenamiento haya acabado.
   -Bueno... En realidad, esto solo era el calentamiento.
   -¿El calentamiento? ¿Estás de broma? Me acabo de jugar la vida derrotando a ese bicho, ¿y me dices que solo era el calentamiento?-Afirmó Lucas con un tono enfadado.
   -Tranquilo muchacho, lo dejaremos para mañana.


Al salir de aquella fría y oscura cueva, tras haber pasado la noche allí. Chigry y Cecilia se despidieron de su amiga la vaca que ríe. Y ambos fueron de nuevo al pueblo a ayudar y a buscar alguna explicación coherente que pudiese dar respuesta a aquella terrible emboscada. Tras caminar durante varias horas Ceci y Chigry llegaron al pueblo, casi irreconocible. Los habitantes del Quesus estaban espantados, atemorizados. Todos habían sido testigos de ese devastador ataque. Los ciudadanos sabían perfectamente que esos seres habían sido enviados nada más y nada menos que por los gobernantes del reino de Chuchelandia. Chigry mandó a Cecilia a casa de Pulpo (por si no os acordáis, aquel animalillo de andar amorfo que ayudo a que Ceci descubriese su poder). Ambos quedarían en reunirse en el  “quesuyento” en un par de horas. Una vez en casa de Pulpo, Ceci le pidió prestado algo de ropa y se fue al servicio a pegarse una buena ducha, algo un poco contradictorio ya que era bastante difícil quitarse ese olor precisamente dentro de uno de los agujeros de un queso roquefort. Termino de ducharse, se vistió. La ropa no era precisamente lo último en moda ni mucho menos. La sobraban todavía otras cuatro mangas del vestido. Pero en ese preciso instante el ir bien vestida o no, no era especialmente lo que preocupaba a Ceci. Ya que la reunión que comenzaría en unos quince minutos iba a tratar sobre un tema de lo más espeluznante “CÓMO ELIMINAR A LOS CIUDADANOS CHUCHILANDESES”. Ceci cogió la chaqueta, se puso las zapatillas y se fue al “quesuyento”. Yendo hacia allí, Cecilia se encontró con Jumba, otro gran habitante de un pueblo cercano al Quesus.
-¡Jumba! ¿Que te trae por estos barrios?- preguntó Ceci bastante extrañada.
-¿Qué pasa que tú no lo sabes?
-¿Cómo?-respondió la chica ahora más extrañada aún que antes.
-Tras el ataque producido por el reino de Chuchilandia, todos los territorios pertenecientes al Quesus vienen hacia aquí. Creo que se trata de una batalla.-mencionó Jumba casi entre susurros.
-No tenía ni idea, nadie me había dicho nada. En cualquier caso será mejor que nos vayamos hacia el quesuyento lo antes posible.


Colores en diálogos:
Cecilia Lucas Chigry Hungry Luis Alberto

Al llegar al “quesuyento”, Cecilia se dirigió a hablar con Chigry sobre que estaba pasando y por qué, si ella
era la elegida, no se le había informado. Chigry respondió:

-Lo siento, debería de haberte informado.
A lo que Ceci, muy enfadada argumentó:
-Pues cuéntamelo, ¡Ahora!
Sin pensárselo dos veces, Chigry se lo contó:
-Hemos reunido a todas las personas de este planeta para organizar un ataque masivo contra Chuchelandia. Vamos a sorprenderles y a acabar con ellos antes de que les dé tiempo a reaccionar.
-Y, ¿no sería mejor sentarnos a dialogar para llegar a un acuerdo? –Preguntó Cecilia.
-¿Nosotros un acuerdo con unos enanos feos, ladrones y muy mal humorados…? ¡Te has vuelto loca! –Exclamó Chigry.
-Está bien -Respondió Cecilia queriendo acabar con esta conversación- ¿Hay algún plan?

-Pues claro que lo hay. Hemos trazado un mapa que explica cómo entraremos en Chuchelandia y tomaremos el control.




Cecilia cogió el mapa. Era muy esquemático, parecía pintado por un niño y solo explicaba los flancos y los grupos de ataque. Tras unos minutos observando la “obra de arte”, le preguntó a Chigry:
-¿Y cuándo lo haremos?
-Lo haremos mañana, por la noche. Recuerda, después tenemos que seguir practicando.
Cecilia se retiró a entrenar sus poderes para el gran enfrentamiento. Cecilia pensaba en su hermano y en que, si la pasaba algo, no le volvería a ver.

Chuchelandia

Lucas se despertó y tras tomar su desayuno, retomó su entrenamiento.
-¿Tenemos que entrenar tan pronto? –Preguntó Lucas.
-Sí y mucho además. Nos ha llegado información de que están planeando un ataque contra nosotros –Respondió con gran seriedad Hungry.
-¡Pues vamos a entrenar ya! –Respondió preocupado Lucas.

Comenzaron por un monstruo simple, pero siguieron aumentando el nivel hasta tener que luchar contra una gran horda de criaturas diabólicas. Lucas se enfrentó a ellos con todas sus fuerzas hasta que no quedó ninguno. Hungry le felicitó y se fue a organizar la batalla. Lucas también pensaba en su hermana y en que si le pasaba algo tampoco volvería a verla. Al día siguiente todas las comunidades de Chuchelandia se reunieron para preparar sus armas: cañones piruleta, bombas pica-pica y ositos de Haribo entrenados para las batallas. Pero de repente un ser raro, con plumas azules y con un arsenal de armas se acercó a Lucas y le dijo:
-Hola, soy un gamusino y vengo para ayudarte en la batalla de esta noche.
Lucas aún sorprendido por la extraña criatura dijo:
-Ho... hola me llamo Lucas. ¿Y tú?
-Yo me llamo Luis Alberto y voy a acompañarte siempre.
Lucas siguió practicando, pero ahora con su nuevo ayudante. No se podían permitir ningún error.
Todo estaba listo, la batalla tendría lugar esa misma noche.

Lo que no sabían era la dura decisión que deberían de tomar los dos hermanos, al encontrarse en bandos opuestos.





Luis Alberto, con su cojera debido a las múltiples guerras en las que había participado, apareció en la sala en la que se encontraba Lucas ordenándole que se pusiera su armadura de chicle. Lucas accedió, con los gamusinos no se puede discutir, son tan cabezotas... Una vez puesta la armadura, se dirigieron hacia el mar de gelatina. Una carabela de caramelo los esperaba, se oían ruidos extraños en el sótano de la carabela.

-¿Qué son esos ruidos, Luis Alberto ?
-Ya lo verás, Lucas, ten paciencia .
-Son … - dijo Hungry tartamudeando
-¡Cállate Hungry !-dijo Luis Alberto.

Avanzaron por aquel mar de gelatina. Lucas estaba impresionado, le apetecía comerse toda esa gelatina pero no le dejaron. Llegaron a tierra  desembarcaron y allí les esperaba una nave que los dirigiría a donde la guerra entre el Quesus y Chuchelandia se produciría. Pero antes Luis Alberto le presentó a Lucas a su nuevo amigo .

-Mira Lucas , aquellos ruidos que se oían eran un unitatos. Un unitato es una mezcla entre un unicornio y una patata, son muy ágiles y veloces, además también están programados para trasladarte aquí de nuevo si resultases herido en la batalla – dijo Luis Alberto.

Lucas se quedó sin palabras y se montó en aquella fiera. El extraño ser gruñó.
-Pero … Luis Alberto este animal no hace el mismo ruido que oí antes …
-A eso … bueno, sí, eso es una persona, se llama Justinber. Es un ser verde y repulsivo completamente agresivo. Por si acaso estamos perdiendo la guerra. No te preocupes, Lucas, todo irá bien .

Todos se subieron a la nave y navegaron hasta el punto de encuentro entre las dos galaxias.

Al  bajar de la nave observaron todo aquello e hicieron una especie de campaña alrededor de donde habían desembarcado. Pusieron sus puestos de control cerca de la nave porque si había problemas tendrían que subir a la nave para huir.También tenían radares contra naves y misiles de quesos babibel. Dentro de la nave había un pequeño ejército de quesitos andantes y de robots hechos con cables de queso, mientras que el ejercito de chuchelandia se basaba en hombres-piruleta, bombarderos de chicle y arqueros que lanzaban lacasitos. Creo que el Quesus tenía difícil la victoria. Ceci preguntó que cuándo sería el ataque y Pulpo le respondió que hasta mañana no habría batalla. Ceci y los demás miembros del ejército se fueron a descansar que mañana sería un día duro para ellos. Pulpo no durmió porque estuvo planeando tácticas y colocaciones del ejército. Ceci tampoco pudo dormir bien pensando que si le pasaba algo nunca volvería a ver a su familia, por eso debía ganar la batalla pero lo que ella no sabía era que su hermano estaba al otro lado de la batalla. Cuando empezó a amanecer Ceci y su ejército empezaron a avanzar por las colinas de chuches llamadas las “chulinas” que eran peligrosas porque en ellas había una especie de fango pegajoso. Mientras tanto el ejército de Chuchelandia se dirigía hacia el cuartel donde aguardaba Lucas. Pasaron veinte minutos hasta que Ceci y su ejército del Quesus llegaron a la base de Lucas donde se desataría la batalla de las dos galaxias.  Ceci al ver que el cuartel estaba cerrado decidió convertirse en humo para abrir desde dentro y así lo hizo, se convirtió en humo y entró por la cerradura pero uno de los guardias se dio cuenta y Ceci tuvo que lanzarle una bola de humo que lo dejo aturdido. Ceci logró abrir a su ejército y fueron pasando sigilosamente mientras Luis Alberto ataba al guardia aturdido. Ya habían logrado lo más difícil que era entrar en aquella fortaleza pero ahora tocaba lo más arriesgado que era entrar en la sala del ejército  chuchelandia y acabar con todos ellos y quién sabe si lo lograrían o no. Ceci y su ejército fueron avanzando hasta la puerta que daba a la famosa ciudad de las chuches donde se disputaría la batalla en la que los dos hermanos tendrían que luchar por su vida.

 Ceci y su ejército ya llegaron a aquella fortaleza de Chuchelandia, donde Ceci ya vería a su hermano Lucas. Pasado unos instantes, Ceci vio de lejos a su hermano y esta se puso muy emocionada en verle. Nada más abrazarse, dijo Lucas.
- ¡Cuánto tiempo hermanita!
 Y Ceci respondió.
- Ya ves, hermanito, jajaja.
Lucas iba acompañado de sus amigos Luis Alberto y Hungry. Luis Alberto y Hungry contestaron.
- Encantado de conocerla.
Ceci también dijo.
- Igualmente.
Pero ya se dejaron de tonterías, tenían que estar preparados para la batalla que se decidiría entre el Quesus y Chuchelandia. De repente oyeron los bombardeos de chicle que habían lanzado el ejercito de Chuchelandia, pero esto no hizo nada más comenzar. Cuando los ejércitos de los dos bandos estaban luchando, un ser siniestro llegó de la nada. Se llamaba "Bobo Esponja" y ayudaba al ejército del Quesus hasta que sacó su pistola de rayos y este pegó un tiro que lanzaba unos rayos misteriosos y potentes hasta que, una y otra vez y todo el ejército de Chuchelandia, hasta el rey de todo el planeta, llamado Zacarías "El destripador" estaba ya débil y sin fuerzas de luchar.  Pero desde el cielo cayó una albóndiga misteriosa que contenía un sobre de un planeta. El planeta se llamaba "Albondigapodrida" y gobernado por ¡Falete! por lo gordo que estaba. La carta decía...

Hola, inútiles:
Sí, soy yo, el mismo gordo de Falete, y quería decir que tengo raptados a Rajoy y a Rubalcalva (el hermano de Rubalcaba). Estos dos hombres me vacilaron ¡a mí! ¡al gran Falete! A ver si tenéis lo que hay que tener para cogerlos...No podréis con mi grasa. 
Falete.

Pero todos querían ir a rescatar a los dos hombres, y así tienen ahora una nueva misión que cumplir.
Cuando entraron en la nave de queso Cheddar, despegaron pero tenían un problema, que no tenían mapa así que, estaban perdidos y no sabían qué hacer, hasta que se encontraron con un ser marrón y misterioso que podría ayudarles,pero, ¿ayudaría?.
Ese ser se destapó la cara y era un "Albondiguerboy", un chico albóndiga con cara amorfa, peculiar y misteriosa. Pero no sabían los chicos si este ser ayudaría. Cuando los vio este ser, sacó una red que olía a albondiga, y los atrapó, pero no sabían a dónde iba a llevarles. Es lo que ellos se preguntan ahora mismo. ¿Dónde les llevaría el Albondiguerboy? Al pasar unos instantes, les llevó a un calabozo con barras de patata frita y el suelo tenía salsa de albóndiga, y de la nada salió Falete. Y les dijo que verían cómo iban a caer en sus trampas. Pero al irse Bobo Esponja (tiene el poder de transformarse en lo que quisiese) se transformó en humo, como Ceci y cuando salió, se convirtió en llave y abrieron la cerradura, salieron, y escaparon.



Ceci empezó a sudar y tenÍa toda la cara roja, pegaba pequeños chillidos y hablaba sola, estaba asada de calor. Chigry, que la estaba oyendo desde su habitación, abrió la puerta y pasó a la de Ceci. ella se despertó, pidió un vaso de agua y esperó a que se lo llevasen. Estaba muy nerviosa porque ese mismo día sería la gran batalla, y también muy preocupada por lo que les podía pasar a ella y a su hermano Lucas.
- Aquí tienes - exclamo Chigry apresurándose rápidamente hacia Ceci.
- Gracias- bebió un trago- Chigry estoy muy nerviosa, no quiero que nos pase nada y mucho menos a mi hermano, ¿dónde puede estar?,¿se encontrará bien?,¿me echará de menos y se preocupará de mí o se olvidará de todo como hace siempre?, pff.. No puedo seguir así, Chigry necesito volver a casa.
- No, ahora no puedes volver, sin ti los chuches se harán con Quesus, no nos dejes ahora.
- Está bien, pero en cuanto acabe todo esto me vuelvo a mi casa.
Ceci se levantó muy despacio debido al sofoco que tenía después de aquel sueño tan extraño. Una vez se puso de pie, se miró en un espejo que había en aquel cuarto y se vistió con una ropa que le habían dejado preparada para la batalla. Bajó a una sala enorme, y se encontró con millones de quesitos que esperaban su llegada. Un queso mucho más pequeño que los demás se acercó corriendo y se dirigió hacia Ceci.:
- Hola, me llamo Frijolita y quiero desearte mucha suerte. Te voy a hacer muchas tartas de queso para que te lleves después de la batalla.
Otro quesito llegaba corriendo por detrás dando voces como si se hubiera perdido por el camino. Frijolita le miró y comenzó a reír. Hizo un comentario:
- Siempre le pasa lo mismo, vaya Josefa, siempre se queda atrás.
- Ho..¡ hola! so..soy Josefa, encantada, yo ayudare a Frijolita a hacerte las tartas, suerte.
Una vez preparados para la batalla marcharon hacia "Chuchelandia" y allí se encontraron con Lucas, que se estaba comiendo todo el pueblo. Le encantaban las chuches y no pudo resistir la tentación de estar rodeado de tantas chuches a su alrededor. Ceci se tranquilizó al ver que su hermano ya había terminado con "Chuchelandia" y ellos no tenían que hacer nada y que estaba bien. Lo cogió de la mano y le susurró al oído:
-Corre Lucas , esta es nuestra oportunidad de volver a casa.
-¡NO! Este sitio es super guay debería traer a todos mis amigos, no pienso volver a casa, aquí no tengo que hacer la cama, y encima me lo paso genial. Son todos muy majos. Mira si ya vienen corriendo, les caemos muy bien.
Ceci no sabía cómo volver a Quesus y para que todo aquello acabase se convirtió en humo para hacer que volvieran a Quesus. Cuando llegaron a Quesus estaban en primera fila, para verles llegar victoriosos. Frijolita y Josefa con las tartas. Tenían muchas ganas de darles las tartas que habían preparado y que les hablaran y firmaran autógrafos como los famosos. Después de toda la cena y la gran fiesta que hicieron por su victoria se fueron todos a dormir aunque Frijolita y Josefa se quedaron preparándoles una gran sorpresa a Ceci, Lucas y todos los quesos que habían ido a "Chuchelandia".¿Qué les estarían preparando?.


Al día siguiente Ceci y Lucas despertaron felices pues se habían reencontrado. Aunque Lucas se deprimió porque echaba de menos a sus padres y le preguntó a Cecilia.
-¿Los volveremos a ver? ¿Volveremos a casa? ¿Y si no volvemos? - Dijo Lucas entre sollozos.
-No te preocupes ''enano'' que seguro que volvemos, disfrutemos mientras podamos. - Le consoló sonriendo Cecilia.
Entonces les entró el hambre y, bajaron las escaleras con ganas de desayunar. Una vez abajo, contemplaron asombrados el gran festín que tenían por desayuno, había desde quesos roquefort y pica picas hasta inmensas tartas de chocolate y nata de tres pisos de alto.
-Woah, ¡Qué de cosas...! - Balbuceó Cecilia asombrada. Porque lo normal en su casa es que fuese leche y un par de galletas.
-¡Al ataque! - Gritó Lucas mientras como un loco se abalanzaba hacía la comida.
-¡Eh, esos modales! - Dijo Ceci agarrándolo de la camiseta.
Al oír la charla de los hermanos, aparecieron Frijolita y Josefa.
-Comed, comed, es todo para vosotros, no os cortéis. -Apremió con una cara de felicidad Frijolita.
Los chicos comieron hasta hartarse, sobre todo Lucas que se llenó la tripa y casi vomita de tanto que comió. Cuando acabaron de desayunar, aparecieron Pulpo y Chigry y les explicaron que los dos planetas habían hecho un pacto de alianza en el que se unirían en uno y vivirían en paz, que los reyes querían hablar con ellos y habría una gran fiesta en honor a la paz. Así que raudos fueron a la sala ''quesil'' de audiencia real donde estaban los reyes del Quesus y Chuchelandia.
El rey del Quesus era un queso fornido y alto y tenía un gran bigote que parecía una rueda de bicicleta. El rey de Chuchelandia en cambio era un pequeño enano con pelo de algodón de azúcar que lucía como un niño.
-Mi nombre es Filadelphius VI y soy el rey del Quesus, encantado de conocerlos. - Se presentó el rey del Quesus.
- Jiu, jiu, jiu. Hoolita elegidos, yo soy Harribu II y soy el rey de Chuchelandia. - Dijo entre risitas el rey de Chuchelandia.
-Hola jóvenes elegidos, habéis sido llamados por nosotros para daros las gracias por unirnos. Todos estos años hemos estado separados y peleados por disputas de nuestros antepasados y ahora podemos vivir en armonía y comer chucherías y quesos todo el mundo. Primero tenéis que vestiros y daréis vueltas por el Quesus hasta la plaza mayor en carrozas. Más tarde se dará una fiesta organizada por Frijolita y Josefa en vuestro honor y los habitantes de los dos planetas os han preparado ofrendas. Para vuestros trajes os hemos preparados unos estilistas - Dijeron los dos reyes y, dieron una palmada que resonó por toda la sala.
Y de repente aparecieron dos extrañas personas con vestidos muy extravagantes y todo pintadas. Ellos eran Alphonse y Alphonsyna los dos hermanos estilistas de la corte.
A Lucas le vistió o más bien disfrazó Alphonse. Lucas estaba estupendo con esa camiseta blanca de manga larga, pantalones con tirantes color azul marino, mayas rojas y blancas y zapatitos puntiagudos. En cambio Alphonsyna vistió a Cecilia con un elegante vestido amarillo que le llegaba hasta los gemelos, unos zapatos de cristal amarillos con puntos negros y el pelo recogido en una coleta con un lazo negro. Aunque parecía un queso, le quedaba muy bien.
Entonces se montaron en la carroza y salieron a las calles donde había millones de quesos y chucherías gritando: ¡Vivan los elegidos!, silbando y algunos hasta tenían pancartas que decían: I love Cecilia and Lucas. Era sorprendente, Lucas y Cecilia estaban muy nerviosos e impresionados.
Al fin, llegaron a la plaza mayor donde había muchas mesas repletas de comida, una pista de baile con colores que parpadeaban y un gran escenario con una mesa de mezclas. Y salió al escenario un hombre con gafas que tenían colores rojos y verdes que parpadeaban, una camiseta con barras de volumen que se movían con el ruido, como a su vez también lo hacían sus pantalones. El era ''Dj Pablosky''que puso toda la iluminación y música e hizo un gran espectáculo de dubstep y luces de colores. Y eso no era todo, si no que, después cantaba rap ''Dakathos'', que se cameló a Lucas y todas las chicas del público incluida Ceci con sus rap románticos y Hardcore. Después de la actuación de ''Dakathos'' se puso un popurrí de música. Mientras, algunos bailaban y otros comían, y Chigry y Hungry destacaban con sus grandes bailes y tontunas. Esa fue una noche inolvidable. Cansados por el día Lucas y Ceci se fueron a dormir... Mañana sería otro día...

Ceci se levantó temprano, pues aunque la fiesta había terminado tarde, estaba demasiado preocupada como para dormir. Temía no volver a su casa, ya que como ahora todos los habitantes del Quesus la adoraban a ella y a Lucas, quizá no les permitieran regresar a su hogar. Seguía dándole vueltas al tema, cuando Chigry entró en la habitación.
-¿Puedes salir fuera un momento? No quiero despertar a tu hermano- susurró Chigry.
-Sí, ya voy- respondió Cecilia mientras abandonaba la habitación.
-Supuse que estarías despierta. Ayer, en la fiesta, querías parecer contenta, pero noté que algo no iba bien. ¿Qué te pasa, Ceci?- preguntó Chigry con tono amable.
La chica dudó en hablar, pero confió en su nuevo amigo y le contó su miedo.
-Echo de menos a mis padres, hace ya un mes que no les veo. Tú me dijiste que había venido aquí porque era la elegida, y tenía que llevar la paz al Quesus. Ahora, este mundo ya vive en paz ¿Qué me impide volver a mi casa?- le reprochó Ceci al campesino.
-No es tan fácil, Ceci...¿recuerdas cuando te traje a este universo?- preguntó Chigry.
-¿Cómo quieres que lo recuerde? Me metiste un zurriagazo y cuando desperté vine aquí montada en un barra de pan ¡Es de locos!- gritó Ceci.
-Vale, está bien, cálmate. Lo que quiero decir es que pasar de aquí a tu mundo fue un proceso muy largo y costoso. Construimos una máquina enorme hace algún tiempo. Con ella conseguimos entrar en tu universo. Pensábamos llevarte de vuelta cuando nos trajeras la paz, pero debido a la guerra la máquina acabó destrozada.
-¿Cómo? ¿Me estás diciendo que estoy atrapada en este mundo?- Cecilia no pudo evitar que las lágrimas cayeran por sus mejillas.
-Sí, pero tranquila, Filadelphius VI y Harribu II han convocado una reunión en el quesuyento está tarde para hablar del tema. Nosotros queremos lo mejor para ti y para Lucas. No te preocupes, seguro que encontraremos alguna solución.- Tranquilizó Chigry a Ceci mientras se marchaba.
La muchacha entró a la habitación en la que su hermano aún dormía. Decidió salir a dar un paseo. Tenía que pensar formas de darle la noticia a Lucas. Su hermano era imprevisible: bien se lo podía tomar genial o montar el berrinche del siglo. Se disponía a salir a la calle (que ya estaba llena de gente) cuando vio que Lucas abría los ojos lentamente. Pensó en que ocultarle la información no la aportaría nada, así que se armó de valor y comenzó a hablar.



Después de contarle todo lo ocurrido a Lucas, se dirigieron al quesuyento. Allí estaban todos reunidos. Querían hablar con Ceci y Lucas.
-Buenos días muchachos. Tengo una sorpresa para vosotros- dijo Chigry con una gran sonrisa.
-¿En serio? ¡Me encantan las sorpresas!- respondió Lucas muy entusiasmado.
-Bueno, Filadelphius VI, Harribu II y yo, hemos estado hablando de cómo podríais volver  a casa… ¡Y tenemos una solución!-contestó Chigry.
-La idea es hablar con Grisam, es el mago más sabio del Quesus. Él podrá ayudaros-dijo Filadelphius VI.
-Me parece una idea estupenda-dijo Ceci muy contenta.
Ceci, Lucas y Chigry se subieron en unas de las barras de pan, y se fueron rumbo a la casa del mago. Tardaron unos diez minutos aproximadamente. El viaje fue impresionante, ya que sobrevolaron por un lugar en el que Ceci y Lucas no habían visto hasta en ese mismo instante. Por fin llegaron. La casa era bastante grande y bonita pero tenía un jardín un poco descuidado. Llamaron a la puerta, y un hombre viejo y gordo con una gran barba blanca hasta los pies, les abrió.
-Hola, ¿en qué puedo ayudaros?-dijo Grisam con un tono amigable.
-Pues…verá… veníamos a por una poción… pero no recuerdo su nombre.-respondió Chigry con voz temblorosa.
-Entrad, os enseñaré las pociones que tengo, pero tened cuidado con mi gato, es un poco desconfiado – contestó Grisam.
Se dirigieron a la sala de pociones mientras Lucas miraba a todos los lados sorprendido.
-La  poción que buscabais, ¿es esta?-dijo Grisam señalando una poción violeta. Hace poco hablé con Filadelphius VI, y me dijo que iba a tener visita, y que necesitaban la poción “burdoc”.
-¡Sí, es esa, la necesitamos, es urgente!-respondió Chigry.
-Tomad, pero tenéis que tomar un trago cada uno, de lo contrario la poción fallará –susurró Grisam.
-¡Guay! ¿Y para qué sirve esta poción?-gritó Lucas.
-Esta poción sirve para teletransportaros al lugar en el que penséis justo cuando os la estáis bebiendo-dijo Chigry.
Se hizo tarde y Ceci, Lucas y Chigry se despidieron de Grisam y volvieron a casa. Cuando llegaron, Lucas y Ceci se metieron en la cama y se durmieron. Mañana sería el gran día de volver a casa… ¿o no?




 



Ya había amanecido, pero Ceci seguía durmiendo. No había pegado ojo en toda la noche. Estaba demasiado nerviosa e inquieta.¿Volverían a casa?. Después de tanto tiempo en aquel extraño mundo, ¿volverían a ver a sus padres? ¿A ver aquellas montañas que tanto la agobiaban? ¿A ser otra vez la rarita de la clase?.
Entonces Ceci, oyó la voz de su hermano Lucas, que la llamaba saltando a los pies de su cama.
-¡Ceci, Ceci despierta! ¡Hoy es el gran día! ¡Volvemos a casa!
-Ay... Lucas , déjame.- susurró Ceci todavía dormida.
-¿Es que no quieres volver a casa?- dijo este con tristeza.
-Claro que quiero, enano, pero no deberíamos ilusionarnos demasiado. Quizá la pócima no funcione.
-¡Claro que funcionará! Estoy seguro.-Exclamó Lucas convencido.
Llamaron a la puerta, era Chigry. Les avisó de que todos abajo les esperaban para despedirse. Ceci se percató de la tristeza que había en su mirada, aunque entró con una gran sonrisa.
-Ya vamos.- Contestaron los dos a coro.
Ceci se vistió rápido y bajó a toda prisa las escaleras. En el salón los aguardaban todos, Hungry, Filadelphius VI , Harribo II, Chigry, Josefa y Frijolita... Todos allí reunidos para despedirlos. Se podía notar su tristeza. ¿Tanto cariño les habían cogido? Después de todo solo habían pasado un par de meses. Ceci los miró con detenimiento uno a uno, pensando en lo que habían pasado en las últimas semanas. Fue entonces cuando la primera lágrima de muchas a continuación rodó por su mejilla. ¿En serio iba a echar tanto de menos a aquellos extraños seres? Lucas permanecía agarrado a Luis Alberto y lo sujetaba con mucha fuerza, le había cogido mucho cariño.
- ¡No quiero irme Ceci!- Exclamó Lucas entre sollozos.- No quiero volver a ese asqueroso pueblo. Aquí me lo paso mejor.
- Pero, Lucas, ¿no quieres volver a ver a papá y mamá? ¿Estar otra vez en casa?
- Sí, claro que quiero.- Asintió.- Pero ahora esta también es nuestra casa.
- Lo siento, Lucas, despídete de todos y coge la pócima que nos vamos.- Le mandó Ceci a su hermanos tristemente.
Frijolita se acercó y le dijo a Ceci:
- Yo tampoco quiero que os vayáis.- Dijo disgustada.
- Por una parte yo tampoco pero tenemos que volver con nuestros padres.
La pequeña quesito abrazó a Ceci y con esta Josefa se unió. Se despidieron de todos con pena. Filadelphius VI y Harribo II les dieron la gracias por haber traído la paz a sus mundos y a continuación les entregó la pócima. Ceci le dio la mano a su hermano que todavía se resistía para no irse, y se bebieron la pócima. Sintieron algo extraño recorriéndoles el cuerpo, abrieron los ojos ilusionados de volver a casa, pero la decepción que se llevaron fue muy grande. ¿Qué era aquel extraño lugar?
Ceci y Lucas se dieron un gran golpe en la cabeza al caer en aquel extraño lugar. Al abrir los ojos, creyeron que el sitio en el que estaban no era real, sino que al darse ese pedazo de golpe, sus cabezas pensaban que estaban en aquella oscura cueva, pero en realidad estaban en su cama. Esto, a la vez que iban recuperando el conocimiento, se iban dando cuenta de que aquella cueva en la que se encontraban en ese momento, no tenía nada de ficticio.
Ceci y Lucas se levantaron, salieron de la cueva y observaron el mundo en el que las personas normales habitaban en él. No había pulpos parlanchines, ni ninguna otra especie desconocida en el mundo real.
Al salir de la cueva, se encontraban en una inmensa montaña de varios metros de alto que sin duda, les iba a costar bajar.Anduvieron durante más de media hora únicamente para bajar aquella interminable y dolorosa montaña. Pero por fin, ya estaban abajo. Ceci y Lucas estaban exhaustos, agotados y derrotados por aquella infinita bajada.
Estaba anocheciendo, pero esto les daba igual, lo único que les importaba era llegar a casa, ver a sus padres y acostarse en su cama, después de estos largos tres meses en el  Quesus y en Chuchelandia.
Lo peor aún no había llegado. Cuando intentaron descansar un poco y dormir toda la noche para que a la mañana siguiente siguieran su camino, empezó a granizar, sí, era cierto. A la mañana siguiente, comenzaron a andar. Tras un buen rato, se encontraron con un señor. Tenía los ojos piruleta, boca regaliz y cuerpo de nube de algodón. Pensaron que sería su imaginación, pero se miraron el uno al otro, y notaron que era real.
El hombre les enseño un vídeo en el que salían sus padres felices y contentos sin ellos. Estaban confusos, ¿cómo podían sus padres hacerles esto? La pregunta era lo de menos. En lo que deberían pensar era en  si volver a su casa únicamente para fastidiar a sus padres o volver al Quesus. Y la otra pregunta realmente importante: si de verdad decidiesen volver al Quesus, ¿cómo lo harían?

 
Ceci y Lucas no podían creérselo: ¿de donde había salido ese ser con aspecto tan apetecible? (Al verlo, Lucas casi se abalanza a comérselo). Y por otra parte: ¿cómo es que sus padres estaban tan felices de estar sin ellos?
Ceci quería parecer fuerte delante de su hermano y no llorar, pero sus sentimientos estaban a flor de piel , y no pudo evitarlo. Al verla, su hermano se entristeció también y ambos lloraron desconsoladamente. A pesar de ello, Ceci decidió hacer de tripas corazón y preguntarle a aquel extraño ser cómo podían volver al Quesus.
-¡Tú, ser extraño!- exclamó Ceci, intentando contener las lágrimas.
-¿Quién yo?, me llamo don Piruleto, si no te importa - soltó con todo el retintín que pudo.
-Bueno, don Piruleto, ¿cómo podemos volver al Quesus?
- Pues esa es una información que solo yo conozco pero que  por tu grosería no te brindaré- dijo dando  media vuelta hacia su nave.
- No, por favor señor don Piruleto, perdone a mi hermana. Es muy maja pero usted la ha pillado en un mal momento- suplicó Lucas.
- Está bien, pero solo lo haré por ti-
Ceci y Lucas saltaron de alegría mientras acompañaban a don Piruleto hacia su nave. La nave no era como las demás  que habían visto. Era bastante diferente, no tenía nada que ver ni con chuches, ni con queso. A Ceci le pareció algo extraño pero "a caballo regalado no le mires el diente" pensó.
Cuando llegaron a la nave, don Piruleto les ayudó a subir y a sentarse. Mientras tanto, él se acomodaba  en la cabina delantera, la cual estaba separada de ellos por una especie de mampara de cristal. Cuando salían del planeta, don Piruleto atendió a una llamada. Ceci y Lucas no pudieron evitar escuchar la conversación:
-Ya los tengo, no sospechan nada y voy de camino.
Ceci no paró de mascullar en su cabeza esas palabras. Todo le parecía demasiado extraño: el vídeo de sus padres, la propia aparición de don Piruleto, la extraña nave y la misteriosa llamada...
 Ceci comenzó a incomodarse. No sabía lo que estaba pasando. De pronto, se fijó en Lucas y pensó que él podría distraerla para que no pensar más en lo que estaba pasando.
-Lucas, ¿te apetece jugar a algo para amenizar el viaje?
Pero Lucas no tuvo tiempo de reaccionar, porque Ceci, sin dejarle responder, había empezado a gritar como una loca, al ver cómo pasaban de largo el Quesus y se dirigían hacia un extraño planeta tenebroso. Chigry le había hablado de él: era Pocilgueros, el planeta al que mandaban a los repudiados y a todos los malhechores de Chuchelandia y el Quesus.
-¡Nos raptan, nos raptan!- Gritaba Ceci desesperada.
Al oír esto don Piruleto apretó un botón apresando a  Lucas y a Ceci.
-Chica lista- , eso fue lo único que pudieron oír antes de que don Piruleto los sedara.
-Mañana será un gran día, su magnificencia-dijo por el teléfono.
- Ya lo creo, amigo Sidius, (que era el verdadero nombre de don Piruleto) y quítate ya ese estúpido disfraz.
 Mientras la nave aterrizaba, Sidius se quito el disfraz, dejando ver su verdadero rostro, que era el de una criatura horripilante. No era sino la versión oscura del tigretón, todo lleno de cicatrices.


     Ceci estaba perdiendo la cabeza, ya no distinguía de la realidad y de sus sueños. Intentó convencerse de que todo eso era un sueño, o mejor dicho, una pesadilla. Pero fuese lo que fuese todo eso continuaba y no podía dejarlo ahí.
     El viaje fue terrible, entre las turbulencias de esa terrible nave y sus pensamientos, Ceci se desmayó. Después de casi una hora despertó y ya estaban en "tierra", si se podía llamar así. Todas las criaturas eran increíblemente diferentes, pero igual de horribles.
     - ¡Tú!, ¡si, tú!, ¿te creías que te ibas a tu casa de rositas? ¿eh? - Dijo esa extraña criatura. - El gran jefe te da la "bienvenida".
     Ceci y su hermano asustados intentaron escapar, pero no tenían nada que hacer.
     - No os mováis, no podéis escapar. Creo que tenemos los candidatos perfectos para mi plan. - Susurró el gran jefe.
     Ellos no sabían de que se trataba: les iban a lavar el cerebro para convencer al planeta de Chuchelandia de que ellos eran indefensos y cuando lo hubieran conseguido, atacar. No iba a ser fácil ya que Ceci y su hermano no traicionarían nunca a ese planeta. Sin embargo los extraterrestres ya tenían hecho la mitad del trabajo: secuestrar a Ceci.
     Pasados unos días la preocupación de los personajes de Chuchelandia era casi nula, porque confiaban en que Don Piruleto hubiera hecho bien su trabajo. Además ya no podían comunicarse con ellos, porque se suponía que ya estaban en la Tierra. Sin embargo hubo un testigo de aquello, pero confuso, porque todo fue demasiado deprisa. Aún no comunicó que pudo haber un error o algo así, pero estaba dispuesto a hacerlo.
     No sabían el modo de averiguar si habían llegado sanos y salvos, pero iban a hacer lo que sea para ello.
     Aún no habían hecho la operación, pero ya lo tenían todo preparado. Solo quedaba llevarla a cabo, aunque sería muy peligrosa, cualquier detalle y podrían acabar con los dos.
     ¿Saldrá bien la operación? ¿Averiguaran lo que está pasando los de Chuchelandia? y lo más importante, ¿todo esto es un sueño?



  Ceci  y Lucas estaban en una sala en la que se encontraban con don Piruleto, o mejor dicho, Sidius. Este estaba vigilando a Ceci y a Lucas fijamente para que no se escaparan de la jaula en la que estaban apresados. El iPhone 17 de Sidius sonó. El tigre mutante indeciso lo cogió. Mientras esto ocurría, Ceci le dijo a su hermano que se transformaría en humo para salir de la jaula y escapar en busca de ayuda en los pocilgueros. Ceci se dispuso a hacerlo, apretó el botón y ella junto a su hermano Lucas le metieron unos bocatas de nudillos en el trasero a Sidius con el objetivo de ganar tiempo en la persecución. A Lucas se le ocurrió  hacer uso de la poción burdoc del mago Grisam. Ceci estuvo de acuerdo con él y viendo cómo el supuesto tigre se aproximaba, gritaron de la mano:¡POCILGUEROS!. Se situaban en aquella extraña ciudad en la que la gente tenía los órganos expuestos, parches metálicos, partes del cuerpo repetidas....En la otra punta de la galaxia Chigry tuvo una corazonada: Ceci y Lucas necesitaban su ayuda, estaban en los Pocilgueros.  Chigry nació allí y su familia reside en ese lugar. Es muy peligroso. Chigry fue a visitar a Grisam, le compró un trago de poción burdoc y pensó en reunirse con sus amigos. Chigry consiguió emigrar de mapa, les vio. Se reunió con los elegidos. Ceci y Lucas se abalanzaron sobre Chigry. Este dijo: "No es hora de mariconadas, os llevare a un lugar seguro". Les llevó a una pequeña chabola que estaba en lo alto de un pequeño arbusto. Ceci, Lucas y Chigry estuvieron hablando sobre lo que les sucedió a los hermanos y lo que saben de Sidius. Chigry les contó que Sidius es su archivillano, y que la maldición está renaciendo, que no tiene ni idea de los planes del tigre y tampoco de cómo ha resucitado después de que hace 10000 años  Jamelin padre de Chigry lo derrotó encerrándolo en la quesocárcel. Chigry les dijo que la única arma con la que podían matar a Sidius era la flauta de Jamelin. La flauta, según la leyenda, está en el interior de las montañas de Erebor. Repulsivas criaturas acechan en el camino hacia la montaña y en el interior está la flauta custodiada por una gigantesca bestia mitad araña mitad pulpo. Con los increíbles poderes de Lucas y Cecilia, y la sabiduría de Chigry ¿podrán encontrar la flauta de Jamelin?.



Ceci , Lucas y Chigry estuvieron hablando de cómo llegar hasta aquellas montañas tan peligrosas. Mientras tanto, en la otra punta de la galaxia el mago Grisam tuvo el presentimiento de que Chigry no había ido ha pedirle una poción de teletransporte para tomarse unas vacaciones en la isla de la patata frita, sino que había ido a pedírsela para ir a hacer un trabajo. Así que cogió su gran bola de cristal, que era una minitele, aunque él la llamaba bola de cristal, y buscó en ella a Chigry. Cuando él le vio, casi se cae de la silla:
"¿Cómo es posible que estén en la otra punta de la galaxia?, se supone que tenían que estar en su planeta. Estos niños lo más seguro es que no hayan hecho lo que yo les dije, será mejor que vaya con ellos".

Grisam se levantó, se puso su gran chaqueta morada, cogió su supuesta varita que era un mando de la televisión y se fue. Al llegar a Pocilgueros  vio que ese lugar era un desastre. Empezó a buscar por un lugar en el que había un lago de chocolate que tenía un olor peculiar. A lo lejos por una montañita pequeña vio tres manchas: una grande,una mediana y una pequeña. A Grisam lo único que se le pasó por la mente fue ir corriendo hacia esas tres manchas. Tuvo que correr mucho tanto que cuando paso por un pequeño árbol que había, casi se lo lleva con él. Al llegar donde las tres manchas estaban, se dio cuenta de que no eran las personas que él estaba buscando sino otras personas que él esperaba no encontrarse en esos lugares.


Grisam se quedó de piedra cuando vio a esas tres personas, no le sonaba de nada sus caras. Se quedó un instante mirándoles fijamente. Ellos por su parte no hacían nada. El mago se dio cuenta de algo muy peculiar: la cara de esas personas se parecían a Lucas y Ceci. ¡No puede ser! ¡Eran sus padres! .Grisam solo dijo una cosa:
-Sois humanos y tenéis dos hijos Lucas y Ceci. -Los padres asintieron con la cabeza.
-Sí, los estamos buscando, pero no los encontramos. -Contestaron los padres de Ceci y Lucas mientras asentían con la cabeza.
-Es imposible que andando los encontréis, os lo aseguro, seguidme. -Le contestó el mago.
Aún faltaba alguien más, la tercera persona, ese no era humano.
-Mi nombre es don Chupa Chups, aunque mi nombre verdadero es Midius, soy el hermano de Sidius.-Dijo esta tercera persona.
Grisam le propinó un puñetazo en la mandíbula al instante de decir Sidius.
-Si eres hermano de Sidius entonces no mereces ni vivir.-Le comentó Grisam.
-¡Yo no soy como él, yo soy buena persona y como no le quise ayudar en uno de sus maléficos planes me encerró! -Exclamó Midius.
-Entonces te perdonaré la vida pero no te quitaré el ojo de encima. Le respondió Grisam.
Sin decir nadie nada más echaron a andar y los padres de Lucas y Ceci llamados Pedro y Marta le empezaron a contar su historia a Grisam.
-Una noche nuestros hijos se fueron a dar un paseo del que no volvieron. Preocupados llamamos a la policía aunque mientras llegaban nos fuimos al bosque porque ellos, debido a que se aburrían en aquel lugar lleno de montañas, se iban allí a pasear y creíamos que se habían perdido allí. Cuando de repente una piruleta nos cogió de los brazos y nos sedó. Cuando despertamos, nos dimos cuenta de que estábamos en una nave. Más tarde nos llevaron a una especie de cárcel y nos quedamos allí encerrados. Ahí es donde conocimos a Midius al que le contamos nuestra historia y él nos dijo que Ceci estaba en el Quesus para destruir Chuchelandia y que Lucas estaba en Chuchelandia para destruir el Quesus aunque después de un periodo de guerrilla han hecho las paces y los quesos y chuches son amigos. Ahí es cuando Midius nos dijo que su hermano Sidius aprovechando este periodo de paz raptaría a nuestros hijos. Nos obligaron a hacer un vídeo diciendo que no les queríamos y nos volvieron a encerrar. Midius nos contó que vio cómo Ceci y Lucas llegaban aquí. Entonces no hicimos nada para que con un poco de suerte les viéramos, pero no fue así debido a que Chigry, ese campesino que creíamos que estaba loco porque nos contaba estas historias, se los ha llevado a lugar seguro. No les pudimos ver antes de que se fueran de esta cárcel, esperamos que estén bien. -Le contaron Pedro y Marta a Grisam.
-Por eso queremos escapar, Grisam, yo por mi libertad que no he hecho nada y para ayudar a estos padres a encontrar a sus hijos. -Interrumpió la conversación Midius.
-Entiendo, entonces ambos hemos tenido suerte porque vosotros queréis encontrar a vuestros hijos y yo sé cómo. Quería encontrarlos y que fueran felices, y qué mejor felicidad que la de  volver a encontrar a su familia.-Dijo Grisam.
Todos se subieron a la especie de escoba mágica que Grisam poseía.
-Aquí están, se puede ver en mi especie de minitele. Su propósito ahora es destruir a Sidius. Para conseguirlo deben realizar una misión complicada y en la cual no se puede cometer ni un solo fallo, cosa nada sencilla por otro lado.  Deben ir a las montañas de Erebor para empezar. Sí, como las del Señor de los Anillos, esas montañas, con ese dragón...-decía Grisam.
-Grisam, que te vas del tema. -Le interrumpió Midius.
-Sí, sí... pues eso. Que una vez llegado a esas montañas, que no hay quién las encuentre, hay que derrotar a un monstruo mitad pulpo y mitad araña.Y coger la flauta de Jamelin, que no creas, que cuando derrotas al monstruo suena una canción al estilo Mario (tititititititoritirorirorirorirori, siempre me hizo gracia)
-¡Grisam no cantes! -Exclamó Midius.
-¡No suena ninguna canción y no te da la flautaaaaa!, ¡hay que buscarla! Solo te da la llave. Luego la buscas tú. Pero molaría que sonará la música y te la diera...
-¡Grisammm! -Volvió a exclamar .
-¡Pues eso, que cuando la encuentres en el laberinto que nadie ha conseguido resolver, la coges y matas a Sidius ya que no tiene casi vigilancia y es tan malo luchando que por eso el único que le ha podido ganar en duelo es el abuelo de Chigry, el mejor luchador del mundo. Después de eso todo volverá a ser genial! -Exclamó enfurecido Grisam.
-Vale, vale. -Dijo con la voz temblorosa Midius.
-Pues nada, no perdamos tiempo y empecemos  a buscarles. -Comentó Grisam.
-¡Esto es de locos! -Exclamaron Pedro y Marta.
Todavía no sabían en qué mundo estaban y qué misión tenían que cumplir. A lo mejor se llevaban una sorpresita o por otro lado todo iría sobre la seda...





Mientras tanto en el mundo pocilgueros Ceci y Lucas buscaban las montañas de Erebor. Ceci tuvo una idea. Se la comentó a Chigry y a Lucas. La idea era ir al hemisferio sur de "Pocilgueros". Ceci escuchó una conversación mientras estaba en la jaula custodiada por Sidius. En eso se basaba la idea.  Así que los tres fueron hasta el hemisferio sur del mundo. Aterrizaron en una ciudad flotante, se llamaba New Marais. Chigry, que ya había estado, les llevó a la casa de un amigo suyo. Este les contó lo que sabía de las montañas de Erebor y les explicó cómo llegar.
Debían de ir por un sendero que estaba a las afueras de la ciudad. Pero el amigo de Chigry les advirtió de que este estaba controlado por los hombres de Sidius así que tendrían que tener sumo cuidado. Partieron por la noche ya que era el momento en el que menos vigilado estaba el sendero. Era un camino polvoriento, y había un ambiente gélido. Caminaron algo más de tres horas sin ver ningún peligro hasta que por fin, porque Ceci y sobre todo Lucas estaban deseando zurrar a alguien, aparecieron unos bichos raros. Tenían la piel en carne viva y estaban encorvados. Ceci lanzó el primer bolazo de humo que traspasó a uno de ellos. Este ni se inmutó. Eran tres, estaba igualado, pero nada les hacía daño. Hasta que a Chigry le dio por coger unos palos y se los suministró a los dos hermanos. Los cepillaron en apenas unos minutos. El inconveniente era que uno de ellos le escupió un gas raro en la cara a Chigry y este aún estaba aturdido. No parecía nada grave. Después del largo viaje llegaron a las montañas. Antes de adentrarse se pararon a descansar en un pequeño lago que había al lado de la entrada a las montañas. Ceci y Lucas se estuvieron bañando casi toda la mañana. Chigry reposaba. Pero de repente empezó a gritar de dolor y Ceci y Lucas se acercaron a ver qué pasaba. Chigry les dijo que se alejasen y en un momento empezó a mutar. ¿¡Se había transformado en uno de aquellos bichos del sendero!?
Mientras Chigry mutaba, los dos se quedaban alelados viendo cómo se convertía nada más y nada menos que en una criatura con rasgos semejantes a aquellos bichos raros encorvados, pero también tenía rasgos humanos. Él sentía cómo sus dedos se convertían en afiladas cuchillas y en la palma de su mano una onda capaz de lanzar rayos supersónicos. A Chigrimskiy le daba miedo usar sus poderes y no quería hacer daño a nadie. Pasó la tarde y la noche. Se acostaron debido a las emociones que habían pasado con Chigry. Él no conciliaba el sueño, así que se fue a dar una vuelta por New Marais. De repente oía voces y pasos que le condujeron a algún lugar clave. Este se asomó tras el árbol para ver lo que sucedía. Eran ellos, Sidius y sus criaturas malévolas platicando para poder conquistar New Marais, Erebor, Pocilgueros y el universo. Sidius estaba loco. No contaba con nosotros que aspiramos a salvar este planeta y el universo. Chigry estaba tan atento a la explicación de Sidius que no se dio cuenta que había un guardián merodeando por ahí. El guardián lo inmovilizó y cayó al suelo. Ahora Chigry estaba en manos de Sidius.
Al día siguiente se encontraron con que Chigry no estaba, obviamente. Ceci y Lucas esperaron para ver si Chigry volvía. Pasaron los segundos, minutos y horas y Chigry no aparecía. Fueron a buscarle y vieron escrito en el suelo <<Si queréis ver a vuestro amiguito con vida, me tendréis que dar todos vuestros poderes, jajajajajajajaja. Firmado, Sidius>>. Lucas y Ceci no sabían qué hacer, estaban muy agobiados debido al trato que les había puesto. A Lucas se le ocurrió un gran plan.Consistía en lo siguiente:
Cecilia iba al lugar que les había dejado Sidius dibujado en la arena. Lo copiaron exactamente en un papel.
Ceci, iba a entregar sus poderes mientras Lucas rescataba a Chigry. Si preguntaban por Lucas, Ceci les diría, llorando, que murió ahogado adrede debido al gran agobio que tenía al darlo ya por perdido. Chigry al enterarse de la noticia querrá desahogarse debido a la gran pérdida. Mientras Lucas aprovechaba para engancharle, salir corriendo y esconderse en un lugar seguro.


Cecilia dijo que le parecía un buen plan. Lucas añadió:
- Ceci, realmente tengo miedo... "Simius" tiene ideas muy malas. ¿Sabes lo que podría hacerte si esto sale mal?.- Agachó la cabeza en un gesto depresivo.
-Eh, enano. He pasado por un planeta lleno de quesos parlantes, he hablado con una vaca que ríe, me han encerrado en una cárcel de patatas fritas y hasta he volado encima de un pan, y estoy sana y salva, así que ahora no va a venir un maldito amorfo a hacerme nada, ¡¿entendido?!- Dijo la chica cada vez elevando más el tono.
Lucas se encontraba con los ojos muy abiertos, callado y con un gesto de sorpresa en la cara, mirando fijamente a su hermana. Se quedaron así durante un minuto, hasta que al final, no se sabe si por la locura padecida o por la tensión acumulada, ambos estallaron en un ataque de risa. Lucas solo añadió:
- Acabaremos con ese simio, Ceci.
- Lo haremos, canijo. Solo quiero decirte que se llama Sidius, no "Simius" ni simio. Pero me parece bien simio, va mucho más con él.
Ya había llegado la hora y Ceci estaba lista para supuestamente entregar su poderes. Se despidió de su hermano, que debía irse hacia el campamento para realizar su parte de misión y liberar a Chigry.
La chica se escondió detrás de un árbol esperando la llegada de Sidius.
Al fin llegó, rodeado de unos 60 de aquellos extraños seres. Ceci observaba precavida. Este, dándole la espalada añadió entre risitas "pequeña ilusa, ¿crees que no puedo verte?" sonrió. Doce criaturas la cogieron de detrás del árbol y la llevaron ante Sidius.
-Ahora cumple el trato y dame tus poderes.
Mientras tanto, unos kilómetros más allá, se encontraban Grisam, Midius, y los padres de los chicos en la escoba voladora del mago. Estaban teniendo problemas debido al tiempo, llovía mucho, granizaba e incluso había relámpagos. Grisam estaba perdiendo el control de la escoba. Los padres se miraban entre ellos, pensaban que estaban soñando: "¿De dónde ha salido este viejo chiflado y a dónde narices ha dicho que nos lleva?" pensaban todo el rato.
-¡Un kilómetro, jajajajjajajajajajajajajajajaja!- Gritó Grisam entre carcajadas de locura.- Estamos a un kilómetro tan solo de vuestros hijos, voy a ir aterrizan...- Antes de que pudiese terminar de decirlo, un rayo interfirió en la escoba y todos cayeron.
En ese momento, Sidius mandó a tres seres bajo su mando para que atasen a Ceci y así poder quitarle sus poderes. La chica lloraba, Chigry y Lucas no aparecían. Cuando Sidius la apuntaba con la varita oyó unas voces que procedían del cielo, miró hacia arriba y se pudo ver cómo cuatro personas caían sobre el territorio. Eran los padres de Ceci, que gritaban desconsoladamente, Grisam que no paraba de reír y Mildius, que cayó encima de su hermano aplastándole por completo.
-¡Todo según mis cálculos!- Se dijo Grisam.
-¡¿Cálculos?! ¡Viejo loco, casi nos matas!- Grito histérico Pedro. Cecilia contemplaba anonada la escena.




Grisam aprovechando la ocasión, desató a Ceci, y se fueron todos corriendo sin saber a dónde iban. Al ir tan rápido no se dieron cuenta de que había un agujero en el suelo y todos cayeron. Justo en ese momento. Lucas y Ceci se abalanzaron a sus padres, pero Grisam les interrumpió y dijo en tono muy serio:
-No es momento para reencuentros. Hay que salir de aquí lo antes posible.
Todos asintieron con la cabeza y se pusieron a buscar la salida para rescatar a Chigry. Siguieron caminando y caminando, pero no había rastro de la salida, además parecía que siempre volvían al mismo sitio. Entonces Ceci tuvo un plan:
-¿Y por que no me convierto en humo, salgo por donde hemos entrado y cojo una cuerda para subiros? Les explicó Ceci.
-Sí, sí que ya me duelen las piernas de tanto andar -dijo Lucas muy cansado.
-Pero no podemos salir de aquí sin más, seguro que Sidius y esas tres criaturas o un ejercito entero nos está buscando por el planeta -comentó Grisam.
-¡Pues habrá que arriesgarse! -exclamó  Ceci.
Así que sin pensarlo ni un segundo más, se convirtió en humo y salió por donde entraron. Al ver que no había nadie dio un respiro y fue a por la cuerda que la encontró rápidamente, al lado de un árbol. Pero al ir a cogerla, la cuerda la atrapó y se convirtió en uno de los seres que acompañaban a Sidius. Luego hicieron lo mismo con su familia y Grisam para llevárselos a la celda en la que estaba Chigry.
-No podéis escapar de mí -dijo Sidius muy sonriente.
Una vez allí se encontraron con Chigry y todos estaban intentando escapar pero ninguna manera les servía ¿Conseguirán salir de allí o Sidius se saldrá con la suya?


Todos estaban muy estresados, al borde de un ataque de pánico. 
-¡Ya lo tengo! -exclamó Chugry muy nervioso.
-Lucas, lo que tendrás que hacer será utilizar tus poderes de fuego para derretir los barrotes de la celda, y después tu padre les dará una patada para romperlos.
-¡Brillante! -dijo Grisam muy alegre.
-Venga, a la de tres empezamos. Una, dos y ¡tres!
Lucas lanzó una llamarada muy potente, y al cabo de unos minutos los barrotes comenzaron a fundirse. Después su padre dio una patada y consiguieron salir. 
-¡Lo hemos conseguido! Aunque en realidad no ha sido tan difícil.
Salieron en silencio, por si algún guardia rondaba por allí.
-¡Shh! no hagáis ruido y todo saldrá bien -murmuró Chigry.
Doblaron una esquina y se toparon con el primer obstáculo. Un guardia.
-Vaya... tenemos que distraerlo para poder pasar sin que nos descubran.
Entonces Grisam sacó una piruleta que casualmente tenía en el bolsillo y la tiró a bastante distancia.
-Bien hecho Grisam -afirmaron todos.
Con sigilo pero veloces consiguieron escapar sin que nadie los viera a una zona segura. Se parecía a un patio de recreo, pero eso no interesaba, lo que de verdad interesaba era la señal de "EXIT" que estaba colgada en una puerta a unos cincuenta metros de distancia.
-¡Corred! ¡corred! -exclamó Ceci.
Salieron corriendo a toda prisa pero algo los detuvo. ¿Qué sería?


Eso que les había detenido eran nada más y nada menos que los padres de Cecilia y Lucas, que se abalanzaron sobre estos nada mas verlos.
- Chicos, pero ¿dónde os habíais metido?
-Mamá, papá es mas difícil de explicar de lo que os esperáis... - respondió Lucas entre dientes. 
- ¡No es momento de dar ninguna clase de explicación! Ahora lo que verdaderamente nos importa es ayudar a Chigry para que vuelva a ser de nuevo como era antes -exclamó Ceci preocupada.
Estaban buscando alguna manera de resolver el problema cuando...
¡Oh, no, son ellos otra vez!- gritó Chigry.-¡Corred!

Ocho guardias se dirigían corriendo hacia ellos. Ceci se quedó mas atrás para poder defender a su familia y amigos. Cuando Lucas se percató de esto, retrocedió para poder ayudar a su hermana. Ambos lograron retrasar un poco a aquellos seres espeluznantes y se incorporaron de nuevo al resto del grupo. Corrieron y corrieron todo el tiempo que pudieron, hasta ser detenidos por un gran acantilado que se podía cruzar por un viejo y estropeado puente. Decidieron cruzarlo de dos en dos en dos. De manera que Chigry y Grisam cruzaron los primeros, no tuvieron ninguna oposición para hacerlo. Luego cruzarían Lucas y su madre y a continuación Cecilia y su padre. Justamente cuando estos estaba apunto de pasar, el arma de uno de los guardianes que servían a Sidius cortó las cuerdas que sujetaban el puente. Para Ceci era bastante sencillo cruzar el estrecho que había entre las dos paredes de rocas, pero no lo era para su padre que se encontraba con ella. De ninguna manera Ceci pondría en peligro la vida de su padre. Empezó a hacer unos extraños gestos hasta crear una gran nube de humo amarillo que llevó a su padre hacia el otro lado. La pobre muchacha se quedó sin fuerzas, se fue a trasformar cuando una mugrienta mano de aquellos seres la atrapó y se fueron de nuevo a las mazmorras de Sidius. ¿Qué ocurriría ahora con Ceci y sus amigos?


Colores en diálogos:
Cecilia Lucas Chigry Sidius Padres

-¡Oh no! Estamos de nuevo en esta asquerosa prisión –dijo Lucas.
-Pues claro, ¿que os creéis, que os ibais a escapar tan fácilmente? –argumentó Sidius.
-Ya lo hicimos una vez y lo volveremos a hacer –dijo Cecilia.
-No os creáis tan listos. Esta vez escaparos va a ser imposible. He reforzado las cerraduras, tapiado las ventanas y he puesto puertas de seguridad –respondió.
Lucas comenzó a expulsar llamaradas como si en ello le fuese la vida. Tras cinco interminables minutos ya estaba agotado y veía que los barrotes no se derretían, sino que solo se ponían en un tono ámbar rojizo producto del sobrecalentamiento.
-¡Oh! se me olvidaba. He puesto barrotes ignífugos –dijo Sidius entre carcajadas.
Lucas seguía exhausto después del gran esfuerzo que había hecho. De repente una voz con un tono grave y malicioso gritó: ¡La comida está lista!

Sidius sin pensárselo dos veces, corrió hacia la puerta y activó todos los sistemas de seguridad.
(Todos los sistemas de seguridad están activados –dijo una voz robótica procedente de unos altavoces.)
-¿Y ahora qué hacemos? –preguntaron los padres de Cecilia y Lucas al unísono.
-No se me ocurre nada –dijo Cecilia
Deliberaron durante unos minutos y de repente, una bombilla se iluminó en la cabeza de Lucas.
-No podemos usar fuego y no podemos abrir las puertas ni forzar las cerraduras. ¿Qué es lo último que nos queda?  -preguntó
-Hmm ¡piruleta! –dijo Chigry. Estaba claro que le estaba afectando la mutación.
-No Chigry. Yo me refiero al poder de Cecilia de transformarse en humo.
-¡Tienes razón, eres un genio! –exclamó Cecilia.
Cecilia se convirtió en humo y salió por los barrotes.
(De repente aquella voz robótica volvió y dijo: Sensores de movimiento activados. Encendiendo extractores de humo.)
Unos grandes ventiladores se activaron y absorbieron a Cecilia convertida en humo. Estos ventiladores la atraparon en un bote y este se cerró.
¡Cecilia! –exclamaron todos aterrorizados.
Al mismo tiempo Sidius regresó y susurró una contraseña a un pequeño micrófono en un tono inaudible.
(Desactivando sistemas de seguridad y extractores de humo -dijo la voz robótica)
Riéndose Sidius dijo: Jajajajaja vuestros poderes no funcionan. He pensado en cada uno de los detalles de esta mazmorra para impedir que vosotros escapéis. Lucas descubre que hay un pequeño detalle que Sidius no había pensado. ¿Cuál sería aquel descuido?
 Tras varias horas encerrados en aquella mazmorra, Lucas se levantó y comenzó a dar vueltas y vueltas .
-¡Sí!-gritó Lucas 
-¿Qué pasa?-exclamó Ceci sobresaltada.
Lucas se arrodilló en el suelo, y con sus brazos delgaduchos hacía un enorme esfuerzo por levantar una baldosa. Su padre se lanzó a ayudarle.Por fin la levantaron y en su interior encontraron un extraño reloj y un pergamino .
-¿Qué es eso?-preguntó Grisam interesado.
Abrieron el pergamino en el que ponía:"Si alguien encuentra esto, por favor, enciendan el reloj, aprieten  el botón rojo,y ¡LIBERADME!Atentamente,Sidney Potagio.
-¡Es mi hermano!-gritó Grisam.
-¡Alto!,¿y si todo esto es un montaje de Sidius para que caigamos en su trampa?-dijo Ceci. 
-Solo hay una manera de comprobarlo.-Comentó Lucas. 
-Está bien, ¿estáis todos de acuerdo?-preguntó Ceci.
-¡Sí!-exclamaron todos al unísono.
Lucas pulsó el botón rojo y todo se paró, las aves dejaron de cantar,las nubes dejaron de moverse ,completamente todo se paró.Todos gritaron de alegría, todos menos...Grisam.
-¿Qué pasa Grisam?-preguntó la madre de los chicos.
-Que no encontraremos a mi hermano. Esta cárcel es demasiado grande y tenemos pocas horas para encontrarle...
-¿Por qué dices que hay pocas horas Grisam ?-dijo Lucas. 
- Lo pone en el reloj, Lucas.-dijo Grisam.
¿Qué pasará con el hermano de Grisam?
 


Cuando los chicos comenzaron a buscar a Sidney Potagio, se encontraron con un gran pasadizo que no tenía salida. Para ellos era un problema. ¿Y si ahora Sidius aparece y los secuestra? Todos estaban asustados menos Grisam que estaba muy contento por intentar recuperar a su hermano. Lucas sacó una especie de mapa electrónico que les ayudaría a encontrar el camino para recuperar al hermano de Grissam.
"¡Queda una hora!" Exclamó Grissam ansioso por ver a su hermano. Lucas empezó a guiar aunque no sabía mucho manejar esa máquina, pero les sacó de aquel pasadizo del que veían que no iban a salir. Llegaron a una especie de fortaleza, en la que encontraron una pista para salvar a Sydney Potagio que decía: " Estáis muy cerca ya de poder rescatarme, seguid así y me rescataréis de este calabozo maligno "
Siguieron caminando hasta que algo extraño ocurrió en aquella fortaleza. ¡Era una bomba que Sidius había fabricado!  "¡Si seguimos así, esta fortaleza explotará y nadie saldrá vivo!"  Resaltó Chigry atemorizado.
"No temais"  dijo Grissam confiado. Al salir de esa fortaleza, llegaron a un sitio en el que no tenían pista.
"¡Media hora!" Exclamó otra vez Grissam. Al avanzar, ellos se encontraron en un camino en el que se dividía en dos, hasta que el mapa de Lucas se cayó al suelo y por desgracia se rompió. Ya estaban perdidos sin saber qué hacer, pero un grito de "¡Socorroooooooo!" les alertó. "Ese grito es el de mi hermano"  Afirmó
Grissam. Vamos a rescatarle  dijo chigry con valentía. Pero de la nada una bola de pinchos se cayó, y estos tuvieron que correr hasta que descansaron en un sitio en el que ¡Estaba Sydney! Pero un  cartel, ponía... " Deberéis superar las fases para rescatar a vuestro amiguito,  juas juas juas "  Aunque los chicos no sabrían si conseguirían pasar todas las fases y de una vez por todas rescatar a Sydney. Pero, ¿cuál sería la primera fase que ellos deberán superar para rescatar a Sydney y derrotar a Sidius?


La primera fase que debían realizar para rescatar a Syndey era machacar a un enorme monstruo que estaba obligado a atacarles. Este solo quería ayudarles y salir de aquel lugar tan horrible pero Sidius le obligaba a atacarles. Cuando vieron al monstruo, Lucas se adelantó y gritó.
-¡Al ataqueeee! ¡Nosotros podemos con todoooo!-
A lo que Grissam muy asustado respondió.
-¡Nooo! Ten cuidado, Lucas, este viejo monstruo nos comerá a todos de un bocado como le ataquemos. Él solo quiere salir de aquí…
-¿Y tú cómo lo sabes?
-Yo.. yo simplemente le conozco. Vivía en un bosque donde yo iba de pequeño y uno de los días ya no estaba. Me dejó una nota mal escrita y rápidamente hecha en la que yo leía que Sidius le había capturado.
Todos se quedaron boquiabiertos, pensaban que ese viejo monstruo era malo, pero resultaba que no y le intentaron sacar de allí de todas las maneras posibles. Les costó mucho pero por fin lo sacaron llevándolo por un agujero que había debajo de él y que nunca se había dado cuenta ya que en el ataque que hizo Sidius por capturarle le dejo tuerto. Grissam se adelantó con el monstruo que cada vez se hacía más pequeño debido a que poco a poco se le pasaba la maldad acumulada de estar ahí dentro. Cuando terminaron de hablar, el monstruo era una miniatura y se escapó por una grietecilla que había en una esquina de aquel lugar. Grissam ya sabía dónde estaba su hermano y dónde debía ir. Pronto se pusieron en marcha pero aún le quedaban varias pruebas que se encontrarían en el camino. Sidius tenía muy claro que no se lo iba a poner nada fácil, este solo quería burlarse de ellos con las pruebas que les estaba haciendo aunque tenía muy claro que cuando pasasen todas las pruebas él mismo acabaría con todos. ¿Cuál sería la siguiente prueba?¿ Cuánto tiempo tardarían en llegar hasta Sydney? El tiempo corría, cada vez le quedaba menos, ya llegaban por 20 minutos para encontrar al hermano de Grissam.
- Esperemos que todo salga bien pero démonos prisa, por favor.- Balbuceó Grissam. Cada vez les quedaba menos camino pero esos 20 minutos se pasaban rápidamente y todavía les quedaban dos pruebas más.


Buscaron por laberintos hasta que encontraron una sala con mucha paja y heno en la que se encontraba la segunda prueba. La información de la prueba la encontraron en un cartel:
'' Esto será como buscar una aguja en un pajar, adivinar esto debéis para al hermano de Grisam encontrar''
Todos pensaron con muchos nervios en qué debían hacer en esta prueba, pero tenían que darse prisa, ya solo quedaban 15 minutos... 
-Yo creo que ... puede ser un acertijo... - Dijo seriamente Grisam
-¡Ya lo tengo! ¡No es un acertijo, Grisam, es algo literal. Debemos buscar una aguja entre la paja y el heno! .- Añadió alegre y satisfecho Lucas.
-Pues... habrá que buscar y buscar... Lucas y yo buscamos por la paja y vosotros (se dirige a sus padres y Grisam) buscáis por el heno. - Lideró la situación Ceci.
-¡A BUSCAR! .- Gritó Grisam nervioso.
Todos comenzaron a buscar y rebuscar por el heno y la paja. Pero todo era imposible, pues, encontrar una aguja entre tanto heno y paja...
- ¡Quedan 10 minutos y nos queda una prueba más! ¡VAMOS! - Exclamó Lucas mientras buscaba.
-¡Esperad! ¡Tengo una idea! Yo sé un hechizo para invocar un detector de metales y encontrar la aguja, solo necesito vuestra ayuda. Poneos en un círculo y agarraos de las manos, agarraos fuerte. Entonces, pensad en un detector de metales mucho, mucho, mucho. Y el detector de metales será invocado.
Todos hicieron caso de lo que dijo Grisam al pie de la letra. Y pensaron en el detector de metales.
- Huquivualy Cangagualy Chiquichiquipum ¡Abracadabra, pata de conejo, el cielo está rojo como un cangrejo, invoca un detector de metales para pasar nuestros males! ¡Purim, purim! - Grisam recita el conjuro.
Tras recitar ese extraño conjuro, un aura azul salió del centro del círculo que hacían todos y....¡Apareció un detector de metales! O...quizá no...
-Ven aquí, chico - Dijo en tono cariñoso Grisam
Y entonces el ''detector de metales'' fue ''andando'' como un perro hacía Grisam, soltó unos ladridos robóticos y movió el palo que tenía por enganche. Grisam lo acarició.
- Toby, busca una aguja entre todo este heno y paja.- Le ordenó Grisam.
Toby rebuscó un rato hasta que soltando un pitido encontró la aguja y cogiéndola con una especie de boca que tenía, se la llevó a Grisam quien lo cogió y examinó.
-¡Eh! ¡Aquí hay una nota!- Exclamó Grisam.
En la nota ponía: '' Si a la última prueba queréis llegar, este acertijo debéis de adivinar: Soy verde y rojo, tengo cerradura y solo con la aguja mi corazón puedes abrir para a la última prueba ir. Una pista, soy una trampilla y estoy en una esquina de la habitación, fijaos bien y me encontraréis''
¿Qué les deparará la última prueba?  ¿Podrán nuestros amigos salvar al hermano de Grisam en 9 minutos? ..
Todos estaban muy cansados ya, en especial Chigry, que tras la mutación que había sufrido anteriormente no había vuelto a ser el mismo. Él intentaba ayudar al grupo, pero le era imposible. Cada vez deliraba más y canturreaba cosas sin sentido. Aunque Chigry era el que peor se encontraba, todos estaban ya sin fuerzas, y, por si fuera poco, ninguno, ni siquiera Grisam, entendía el acertijo que Sidius les había propuesto. En verdad, no le veían sentido y por más que buscaban, no encontraron esa supuesta trampilla de la que hablaba la adivinanza. Sidius pensaba dejar llegar a Ceci, Lucas y los demás al final del laberinto cuando superaran todas las pruebas y, después de que lograran finalizarlas, acabaría con todos ellos. Todo esto lo hacía por divertirse, ni más ni menos. Pero, viendo que esa situación no ocurría, pues según él "solo su mente podía resolver tal enigma", decidió que era el momento de acabar con ellos. Mientras tanto, en la habitación llena de paja, el reloj seguía corriendo sin que nadie pudiera hacer nada. Solo quedaban 5 minutos para que, según lo que ponía en las instrucciones del aparato, volverían al lugar en el que habían encontrado dicho objeto, es decir, a esa horrible prisión. Ya todos habían perdido la esperanza: Lucas y Ceci abrazaban a sus padres y Chigry seguía cantando una extraña canción ajeno a todo. Grisam era el que más empeño ponía en resolver la adivinanza, cosa normal dado que era la vida y libertad de su hermano las que estaban en juego. Sidius, al que le parecía que el tiempo iba más lento que una tortuga, se dirigió a la sala de control desde donde conduciría a todos a un espacio donde acabaría con ellos. En realidad la trampilla que nombraba el acertijo sí que existía, pero la demás información era completamente falsa. Simplemente, todo el cuarto en sí era una gran trampilla que, si se apretaba un determinado botón, se abría dejando caer todo el contenido, en este caso, a Lucas, Ceci, sus padres, Chigry y el desesperado mago Grisam. Cuando solo quedaban 2 minutos para que el reloj les llevara de vuelta a la cárcel, Sidius pulsó el botón que, inmediatamente, hizo que los chicos, el reloj, la paja, el heno y demás chismes cayeran por un túnel polvoriento y oscuro. Tras varios minutos de caída, por fin llegaron a su destino: una preciosa y lujosa estancia.
-¡Hala, que guay, esto es un lujo! A lo mejor Sidius se ha arrepentido de sus maldades y nos trae aquí para pedirnos perdón- dijo Lucas con entusiasmo y su habitual inocencia.
Antes de que los demás le quitaran la esperanza, de la nada apareció una especie de ascensor del que salieron más de veinte monstruos, lógicamente mandados por Sidius. Este era el fin de nuestros amigos, pues no tenían con qué defenderse, ni siquiera Lucas y Ceci disponían de sus poderes debido a su gran cansancio. Aquí se acababa la aventura de nuestros amigos ¿O no?


Todos pensaron que estaban atrapados, pero Ceci miró a su alrededor, y a lo lejos vio una pequeña puerta por la que podrían escapar.

- ¡Vamos! ¡Seguidme! ¡He encontrado un sitio por el que podremos escapar! ¡Rápido!- Gritó alterada Ceci.
Corrieron rápidamente hacia la puerta, pero Lucas tropezó y se cayó al suelo. El objeto con el que tropezó parecía una extraña lámpara. Lucas dudó si llevársela o no, pero no se lo pensó dos veces, la cogió y salió corriendo hacia la puerta con los demás.
 Cuando ya estaban a punto de llegar, uno de los monstruos atacó a Ceci, haciéndole una pequeña herida en el brazo. Pero Lucas cogió una piedra, se la lanzó, y lo dejó inconsciente.  Por fin llegaron, todos entraron por la puerta y la cerraron. Ahora por lo menos, los monstruos no podrían atacarles. Bueno, al menos eso creían. Ahora tenían que pensar el modo en el que salir de allí.
-¿Y si esta lámpara es mágica? ¡Podríamos pedir deseos! ¡Sería chulísimo!- dijo Lucas sonriendo.
-Lucas, deja ya de hacer el tonto.  Bastante tenemos con estar encerrados en este lugar como para que digas esas tonterías- Respondió Ceci enfadada.
- No digas eso, Ceci, puede que tu hermano tenga razón- Dijo Grisam.
Lucas empezó a frotar la lámpara para demostrar a su hermana que tenía razón. De repente, empezó a salir humo y… ¡salió un genio!
-Hola, soy el genio de esta lámpara, me llamo Edric. Os concederé tres deseos.
-¡Quiero un helado de chocolate gigante!-Dijo Lucas sin pensar en nada más que en comer.
Pasaron menos de cinco segundos, y… ¡el helado de Lucas estaba allí!
-¡¿Pero, Lucas, eres idiota?! ¡Se supone que estamos intentando salir de aquí, y tú solo estás pensando en comer!- Gritó Ceci.
- Vale, lo siento. ¡Pero aún quedan dos deseos!- Dijo Lucas con la boca llena.
Lucas aún seguía feliz comiéndose su helado de chocolate, pero, y ahora, ¿qué deseo tendrían que pedir para salir de allí? ¿Y si Lucas volvía a meter la pata?



Solo les quedaban dos deseos, no podían fastidiarla. ¿Pero qué podían pedir? Solo les quedaba un minuto y medio de tiempo, y todavía no habían llegado hasta Sidney.
- ¿Y si pedimos encontrar a Sidney?- Propuso Lucas.
- ¿Así de fácil?- Le contestó Ceci.- Tiene que haber alguna trampa...
- No tenemos tiempo para pensar si la hay o no- Dijo alterado Grisam.- No tenemos tiempo, tendremos que arriesgarnos.
- Y aunque encontremos a Sidney, ¿después qué? ¿Qué hacemos con el otro deseo? ¿Qué hacemos con Sirius? ¿Cómo volvemos a casa?- Dijo muy preocupada Ceci.
Grisam se quedó pensativo. Al igual que el resto.
Chigry, que seguía un poco ido, empezó a decir palabras sin sentido "Sidney, batalla, Sidius, deseo, casa." ¿Qué quería decir con aquello? Todos le miraron extrañados y sin entender nada. Ya solo quedaba medio minuto y seguían sin comprender lo que Chigry quería decir. " Sidney, batalla, Sidius, deseo, casa." Volvió a repetir. Ceci le miró fijamente, esta vez, entendiéndolo todo.
- ¡Ya se lo que quiere decir Chigry! ¡ Eres un genio!- Exclamó Ceci.
Nadie más lo entendió, así que Ceci se lo tuvo que explicar al resto, que todavía los observaban estupefactos.
- Chigry quiere decir que utilicemos uno de los deseos para ir directamente donde se encuentra Sidney, de este modo el tiempo se detendrá. Solo nos quedará un deseo, que necesitaremos para volver a casa. Lo que supone enfrentarnos a Sidius sin magia.- Explicó Ceci.- ¿No es así Chigry?
Chigry asintió.
- Es demasiado arriesgado...- Dijo Lucas asustado.
- Pero hay que intentarlo, no hay otro modo- Contestó Grisam..
- ¿ Estáis todos de acuerdo?- Preguntó Ceci.
- Sí- Respondieron todos convencidos.
Ceci comenzó a frotar la lámpara, de la cuál empezó a salir humo y con él, Edric.
- Deseo...haber pasado todas las pruebas y encontrarnos frente a Sidney, sanos y salvos.
Notaron cómo desaparecían en el espacio, y al abrir los ojos se encontraron en una sala muy amplia. Las paredes eran grises, al igual que el suelo, todo estaba vacío, solo había un enorme reloj, con la cuenta atrás, parado en un segundo.Se habían salvado por los pelos. Al fondo había una jaula, donde se encontraba Sidney. Corrieron hacia él ilusionados, pero un enorme robot les cerró el paso...
- Me alegro de que hayáis pasado mis pruebas...siento desilusionaros pero esto no ha acabado.- Dijo una voz tenebrosa a sus espaldas.
Se dieron la vuelta aterrorizados, temiendo lo peor y en efecto, era Sidius. Se encontraba allí parado mirándoles fijamente. De su cuello colgaba lo que parecía ser la llave que habría la cárcel de Sidney. Debían derrotarle y conseguir la llave...
¿Serían capaces de conseguirlo?


Todos estaban aterrorizados debido a que tenían de luchar contra  Sidius para recuperar las llaves y salir pitando a por Sidney. Esto no era lo peor; lo más caótico era que sólo podía luchar Ceci ya que Lucas estaba agotado pero era lo más  normal del mundo después de haber estado diciendo y haciendo tantas estupideces a lo largo de las pruebas y del día.
Sin pensárselo un sólo instante, Ceci lanzó una gran bola de humo a Sidius el que, por supuesto, había esquivado. Después de haber esquivado esa gran bola, pasó a pegarle un tremendo cabezazo a Ceci en la barriga. Esta, sin duda, cayó al suelo. Rápidamente, Lucas levantó a su hermana del suelo para que siguiese continuando. Ceci, un poco desmayada, se abalanzó sobre la espalda de Sidius. Este aplastó a Ceci contra el suelo, dejándola casi sin respiración. En este momento, Grisam se tumbó encima de Sidius y, como era de esperar, Sidius se quedó inmóvil. Grisam en este tiempo atrás había comido mucho por si tenía que prepararse para una lucha. Se había puesto como una "morsa" en tan solo dos semanas.
-¡Corred sin mí y salvar a mi hermano!-Exclamó Grisam.
-No te dejaremos aquí para morir.-Gritaron todos a coro.
Rápidamente, Grisam  lanzó las llaves a los chicos, las cogieron y no tuvieron más remedio que irse sin él. Sin duda alguna, Grisam se había quedado allí, encerrado, con Sidius y sin ninguna posibilidad de salvarse ya que Grisam no tenía poder e iba a morir.
Después de contar todo esto, mi abuelo paró de relatarnos esta historia tan imaginativa que tanto nos gustaba  a nosotros, a sus nietos, antes de ir  a la cama. Siempre se paraba en el mismo punto. Yo me deseé que ojalá este día terminase la historia de estos dos chicos maravillosos que  habían despegado una aventura fantástica. Mi abuelo siguió narrando la historia; ¡menos mal!, por un día la iba a terminar. Siguió contando lo que se habían encontrado en esa habitación, o más bien, llamada mazmorra. Yo seguía preguntándome en mi cabeza: ¿Cómo acabará esta historia interminable de Cecilia y su hermano Lucas?



 Los chicos se apresuraron a abrir la jaula. Sidney salió disparado en dirección hacia la otra sala en la que se encontraban Sidius y un desesperado Grissam.
-No Sidney, no lo hagas; te matará a ti también-Gritó exaltado el padre de Ceci, el cual había estado bastante callado durante la aventura. "Debo hacerlo". Sidney corrió hacia allí pero para su desgracia, lo único que quedaba de su hermano era su varita. No pudo evitarlo, se deshizo en lagrimas sin darse cuenta de que Sidius...
Ding dong- suena el timbre de la puerta. 
Alejo, corre, ve a abrir.
-Pero no continúes. ¿Quién es?-preguntó Alejo
- Soy la tía, vengo a llevarme al abuelo al médico.
-Es verdad, lo siento, niños. No me acordaba-explicó entristecido el abuelo.
-Pero, ¿y la historia?- Pregunté extrañada.
-Tranquila,Vera, ya se os ocurrirá algo.
Después de despedirnos de mi abuelo y mi tía "la oportuna", Alejo tuvo una idea fantástica, aunque odie admitirlo.
-Podemos inventarnos cada uno un final.
-Vale, creo que es la mejor idea que has tenido nunca,¿quién empieza?
-Te cedo el honor, hermanita.
Bueno, Sidius se estaba acercando hacia Sidney peligrosamente. Cuando estaba apunto de asestarle un mortal zarpazo, llegó Ceci lanzándole una gran bola de humo dejándolo aturdido. Esta le dijo a Sidney que no era el momento de lamentar pérdidas, que cogiera la varita de su hermano y que vengara su muerte. Este muy decidido se lanzó a por Sidius. Empezó a correr hacia ellos, el mago intentó lanzarle un hechizo; cosa inútil. Sidius se rió en su cara antes de asestarle un golpe dejándolo inconsciente.
-Ahora vas tú, preciosa-dijo Sidius en tono amenazante.
Ceci intentó pedir ayuda, pero ya estaban muy lejos. No podía usar sus poderes, pues ese último esfuerzo la había agotado, Sidius empezó a recitar un conjuro y, de repente, se abrió una especie de brecha espacio temporal de la que salieron una especie de murciélagos grandes y oscuros que se abalanzaron sobre Ceci arremolinándose a su alrededor. Cuando cesaron, Ceci sintió un enorme dolor en su interior.
-Ya eres inútil como tu familia y ese par de magos.
-¿Qué le has hecho a mi familia ?- Gritó desesperada.
-Lo mismo que haré contigo ¡matarlos! Ya no me servían, sin poderes... Ya me entiendes ¿no?
-¡Jamás!
Sidius se acercaba, cada vez mas amenazante, hacia Ceci la cual vio inútil resistirse ya que era ir hacia delante y morir en manos de Sudius o hacia atrás y morir devorada por los murciélagos...
-¡Y UN CUERNO! No voy a estar esperando meses para escuchar el final de un libro y que se mueran todos los buenos. Se acabó tu turno, me toca a mí y si no te importa continuaré tu historia- Dijo Alejo algo molesto.
Ceci vio una salida: podría apartarse justo antes de que Sidius la alcanzara para que él, por inercia, se chocara contra los murciélagos. Esto la haría ganar un tiempo para intentar escapar por el conducto del aire. Sidius  se acercaba hacia ella rápidamente. Justo cuando se iba a apartar, el techo se rompió sobre Sidius. Detrás de unos cuantos ladrillos apareció un magullado Midius con la flauta de Jamelín
-Yo, tu hermano, te condeno a...
-¡No hermanito! No lo hagas, ayúdame y juntos gobernaremos la galaxia
-Pero¿ tú qué te crees, que soy tonto o qué? Yo te condeno por tus fechorías a morir y ser encerrado dentro del núcleo de nuestra estrella iluminadora.
Un potente haz de luz se ciñó sobre Sidius,el cual se arrugó y se apagó evaporándose .
-¡Lo conseguimos! fiesta, fiesta, fiesta- se alegó Midius
-No, todavía no- le regañó Ceci.
-¿Por?
-Deseo que Sidney, Grissam y mi familia resuciten- deseó Ceci con todas sus fuerzas.
Y al cabo de un rato, todos estaban felices y juntos de vuelta al Quesus.      
-Hermanito, eres un genio- nuca se me hubiera ocurrido un final mejor.
-Ni a mi tampoco.
-¡ABUELO!-exclamaron ambos hermanos al unísono.
-La razón por la que me he ido ha sido esta.
-No entiendo- Dije extrañada.
-No he ido al médico, era solo un excusa para dejaros solos y ver si erais capaces de inventaros un final digno ya que yo no he sido capaz.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario